el feminismo es una necesidad
En España, el sufragio universal no fue aprobado hasta el 1 de octubre de 1931 (recogido en la Constitución del 9 de diciembre). Aunque, de facto, las segundas elecciones de la Segunda República se celebraron el 19 de noviembre de 1933. Ese fue el primer momento en que la mujer pudo votar en este país. Después, ese derecho sería interrumpido por la guerra civil y revocado durante la dictadura, hasta el 15 de junio de 1977, momento en que se recuperó con las primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco. La Constitución de 1978 lo restableció en sus artículos 10, 23 y 68.
La principal artífice de este logro (para las mujeres y para todos) fue Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972). En 1931, esta abogada madrileña, hija de contable y costurera, republicana de centro-izquierda y siempre defensora a ultranza de la libertad y de la igualdad de derechos para la mujer, fue elegida diputada por el Partido Radical ("republicano, liberal, laico y democrático", era su lema). Curiosamente, una mujer podía ser elegida, pero no podía votar.
Su lucha en el Parlamento supuso grandes avances en la no discriminación por razón de sexo. Pero el debate y la consecución del voto femenino fue lo más duro, el logro más difícil. Por contradictorio que pueda parecer, casi toda la izquierda lo rechazaba, pues creían que la mujer estaba demasiado influenciada por la Iglesia y la tradición, lo cual supondría que su voto iría a parar irremediablemente a la derecha, peligrando la República misma.
En esas Cortes del 31, únicamente había tres mujeres. Dos de ellas acapararon el protagonismo, enfrentándose, paradójicamente manteniendo posturas contrapuestas: Victoria Kent (NO) y Clara Campoamor (SÍ).
Victoria Kent, representante del Partido Radical Socialista (el ala más de izquierdas del republicanismo), afirmaba: "No es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República". Así justificaba su NO al sufragio femenino. Según Kent, la mujer, "para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con el mismo ideal". Aseguraba que las mujeres no estaban lo suficientemente preparadas, carecían de educación y cultura, de tradición democrática, y la República necesitaba más tiempo para educarlas. Concluía que si todas las españolas hubieran sido obreras o universitarias "y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino". Pero que no era el caso todavía y, por ello, el voto femenino perjudicaría a la República, podría suponer su fin.
(En segundarepublica.com - Victoria Kent - "Discurso ante las Cortes sobre el voto femenino").
El NO cuestionaba que las mujeres fueran "organismos igualmente capacitados" y postulaba que "a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico, la mujer se deja llevar siempre por la emoción", "la mujer es histerismo" (Roberto Novoa Santos, de la Federación Republicana Gallega); que merece toda clase de respetos como ama de casa y educadora de sus hijos, pero "como política es retardataria, es retrógrada y todavía no se ha separado de la influencia de la sacristía y del confesionario", lo cual podía constituir "un arma que acabaría con la república" (José Álvarez Buylla, republicano radical), convirtiéndola en "un Estado conservador teocrático" (Novoa Santos).
(Teresa Ortiz: "El papel del género en la construcción histórica del conocimiento científico sobre la mujer", Universidad de Granada, 2002). Y (ForoIU - "75 aniversario del voto femenino").
Clara Campoamor, en contra de su propio partido, el Radical (republicanismo moderado, lo que hoy llamaríamos centro o centro-izquierda), defendía el SÍ al voto femenino. Replicó a Kent que la postura del no suponía establecer que la mujer era inferior en todos los aspectos humanos, y que reconocer a la mujer como ser humano, por "pura ética", significa y lleva implícito reconocer todos sus derechos, también el del voto:
"¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad?
(...) Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia? (...) la disminución del analfabetismo es más rápida en las mujeres que en los hombres y de continuar ese proceso de disminución en los dos sexos, no sólo llegarán a alcanzar las mujeres el grado de cultura elemental de los hombres, sino que lo sobrepasarán.
(...) Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano. Y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis cómo ese poder no podéis seguir detentándolo.
(...) Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano.
(...) Dejad, además, a la mujer que actúe en derecho, que será la única forma de que se eduque en él, fueren cuales fueren los tropiezos y vacilaciones que en principio tuviere.
"(...) Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar , a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras."
(En Ciudad de mujeres - "Discurso de Clara Campoamor ante las Cortes el 1 de octubre de 1931"). Y (Clara Campoamor: El voto femenino y yo. Editorial Horas. Madrid, 2006).
Clara Campoamor convenció. Ganó el SÍ por 161 votos frente a 121.
En España, el sufragio universal no fue aprobado hasta el 1 de octubre de 1931 (recogido en la Constitución del 9 de diciembre). Aunque, de facto, las segundas elecciones de la Segunda República se celebraron el 19 de noviembre de 1933. Ese fue el primer momento en que la mujer pudo votar en este país. Después, ese derecho sería interrumpido por la guerra civil y revocado durante la dictadura, hasta el 15 de junio de 1977, momento en que se recuperó con las primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco. La Constitución de 1978 lo restableció en sus artículos 10, 23 y 68.
La principal artífice de este logro (para las mujeres y para todos) fue Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972). En 1931, esta abogada madrileña, hija de contable y costurera, republicana de centro-izquierda y siempre defensora a ultranza de la libertad y de la igualdad de derechos para la mujer, fue elegida diputada por el Partido Radical ("republicano, liberal, laico y democrático", era su lema). Curiosamente, una mujer podía ser elegida, pero no podía votar.
Su lucha en el Parlamento supuso grandes avances en la no discriminación por razón de sexo. Pero el debate y la consecución del voto femenino fue lo más duro, el logro más difícil. Por contradictorio que pueda parecer, casi toda la izquierda lo rechazaba, pues creían que la mujer estaba demasiado influenciada por la Iglesia y la tradición, lo cual supondría que su voto iría a parar irremediablemente a la derecha, peligrando la República misma.
En esas Cortes del 31, únicamente había tres mujeres. Dos de ellas acapararon el protagonismo, enfrentándose, paradójicamente manteniendo posturas contrapuestas: Victoria Kent (NO) y Clara Campoamor (SÍ).
Victoria Kent, representante del Partido Radical Socialista (el ala más de izquierdas del republicanismo), afirmaba: "No es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República". Así justificaba su NO al sufragio femenino. Según Kent, la mujer, "para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con el mismo ideal". Aseguraba que las mujeres no estaban lo suficientemente preparadas, carecían de educación y cultura, de tradición democrática, y la República necesitaba más tiempo para educarlas. Concluía que si todas las españolas hubieran sido obreras o universitarias "y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino". Pero que no era el caso todavía y, por ello, el voto femenino perjudicaría a la República, podría suponer su fin.
(En segundarepublica.com - Victoria Kent - "Discurso ante las Cortes sobre el voto femenino").
El NO cuestionaba que las mujeres fueran "organismos igualmente capacitados" y postulaba que "a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico, la mujer se deja llevar siempre por la emoción", "la mujer es histerismo" (Roberto Novoa Santos, de la Federación Republicana Gallega); que merece toda clase de respetos como ama de casa y educadora de sus hijos, pero "como política es retardataria, es retrógrada y todavía no se ha separado de la influencia de la sacristía y del confesionario", lo cual podía constituir "un arma que acabaría con la república" (José Álvarez Buylla, republicano radical), convirtiéndola en "un Estado conservador teocrático" (Novoa Santos).
(Teresa Ortiz: "El papel del género en la construcción histórica del conocimiento científico sobre la mujer", Universidad de Granada, 2002). Y (ForoIU - "75 aniversario del voto femenino").
Clara Campoamor, en contra de su propio partido, el Radical (republicanismo moderado, lo que hoy llamaríamos centro o centro-izquierda), defendía el SÍ al voto femenino. Replicó a Kent que la postura del no suponía establecer que la mujer era inferior en todos los aspectos humanos, y que reconocer a la mujer como ser humano, por "pura ética", significa y lleva implícito reconocer todos sus derechos, también el del voto:
"¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad?
(...) Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia? (...) la disminución del analfabetismo es más rápida en las mujeres que en los hombres y de continuar ese proceso de disminución en los dos sexos, no sólo llegarán a alcanzar las mujeres el grado de cultura elemental de los hombres, sino que lo sobrepasarán.
(...) Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano. Y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis cómo ese poder no podéis seguir detentándolo.
(...) Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano.
(...) Dejad, además, a la mujer que actúe en derecho, que será la única forma de que se eduque en él, fueren cuales fueren los tropiezos y vacilaciones que en principio tuviere.
"(...) Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar , a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras."
(En Ciudad de mujeres - "Discurso de Clara Campoamor ante las Cortes el 1 de octubre de 1931"). Y (Clara Campoamor: El voto femenino y yo. Editorial Horas. Madrid, 2006).
Clara Campoamor convenció. Ganó el SÍ por 161 votos frente a 121.
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Clara Campoamor, diputada en 1931.
Fuente: Susa Martin - "Clara Campoamor"
Montaje: Susana R. Verano.
Fuente: Susa Martin - "Clara Campoamor"
Montaje: Susana R. Verano.
"He trabajado para que en este país los hombres encuentren a las mujeres en todas partes y no sólo donde ellos vayan a buscarlas".
(Clara Campoamor)
7 comentarios:
¡Madre mía! Si hasta te pareces a ella fisicamente! Una persona muy pero que muy interesante a la que pocos conocen. Lo digo por las dos. Un beso su.
Menudo discurso. Voto con Clara. Me encanta la apelación a los derechos naturales.
Estoy de acuerdo con el comentarista anterior. El derecho natural es la clave, es el argumento más legítimo de todos. Apela a los derechos del hombre, de todo ser humano. Aunque aún no se habían declarado formalmente, se trata de una reivindicación de los Derechos Humanos que tú siempre sacas a relucir muy acertadamente, porque son indiscutibles, universales, son superiores a cualquier otro corpus jurídico. Por eso el "SI" de Clara Campoamor era la única postura defendible, legítima. De nuevo, como tú sueles decir, la Verdad.
Y ahora... sé que vas a matarme pero: ¡Feliz feliz en tu día! con un día de anticipación. Te retrasaste, tendrías que haber nacido el 8 de marzo, por razones obvias.
Hugs.......... Te quiero ;-)
Me uno a la felicitación con retraso, Susana. Y tomo nota en mi agenda.
Gracias a Clara Campoamor y a tantas mujeres que han luchado en tiempos tan difíciles. Miro a las mujeres del mundo y ¡queda tanto por hacer!.
8 de Marzo de 2011
Efectivamente, Fingal querido, voy a matarte... muy despacio. Después de devolverte los hugs y el "te quiero". Abrazos a P. Grillada y Jesús (mi cumple es mañana, pero da igual).
Pues SÍ, como apuntáis, ahí ganó el debate y la dignidad humana Clara Campoamor: en el Derecho Natural, o sea, los Derechos Humanos: indiscutibles, inalienables, universales, justos... No obstante, como decía dios Saramago: "lo más pisoteado de la historia". A lo que añado: y en segunda posición las mujeres.
Curiosa paradoja: hoy, 8 de marzo, se ensalza aquello que el resto del año se pisotea o se permite que se pisotee en todo el mundo.
Por eso nunca me han gustado los "días D". Por ese alud de hipocresía en que se erigen todos ellos. Y este no iba a ser menos. Parece que el mundo únicamente se acuerda de las causas justas una vez al año. O sea, que muestra conciencia una vez al año. O, seamos claros, simula mostrar conciencia. Hipocresía más cinismo más sadismo.
El resto de los días seguimos siendo las víctimas de la irrefrenable violencia de género, las violadas, las mutiladas y humilladas por rituales salvajes e inhumanos como la ablación y la lapidación, las que cobran sueldos menores a los de ellos (por trabajos iguales) y trabajan más, las que cuentan con mejores currículos pero con empleos inferiores y menor reconocimiento, las que duplican y triplican en desempleo a los hombres, etc.
En conclusión: ¡Viva el Día Internacional de la Mujer (Trabajadora)! ¡Hasta dentro de 364 días!
Amén!!!
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