lunes, 11 de enero de 2010

PANOPTISMO: UN MUNDO A LO BENTHAM

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En torno a escáneres desnudadores en aeropuertos y demás instalaciones públicas, cámaras de vigilancia en todas partes, vidas en microchips, tarjetas de todo, teléfonos móviles... y otros instrumentos panópticos; y en plena relectura de Foucault... 

En 1791, el jurista y filósofo inglés Jeremy Bentham diseñó, por encargo de Jorje III, un modelo de prisión, el Panopticon. El término es etimológicamente griego y viene a significar observar (-opticon) a todos (pan-). Y esa era la idea, vigilar a los prisioneros desde un punto, con la ventaja de no ser visto por los vigilados, que no sabrían si están siendo observados o no. Se trataba de un edificio circular, anular, dividido en celdas y con una torre de vigilancia en el centro (ver fotos). Cada celda contaría con dos ventanas: una exterior para la entrada de la luz y otra interior que permitiría la vigilancia desde la torre. Los presos permanecerían aislados unos de otros por paredes y serían observados por el vigilante de la torre, oculto en su interior tras persianas venecianas y ayudado de conexiones laberínticas que evitarían ruidos o destellos de luz que delataran su presencia.

Diseño del Panóptico de Bentham
Fuente: Wikipedia - "Panóptico"

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Presidio Modelo, Cuba, construida en los años 20 (foto de 2005)
Fuente: Panopticam FS
 
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Se trataba de una nueva tecnología arquitectónica de observación susceptible de trascender al ejército, a la educación, a las fábricas, a la vía pública y, por qué no, al hogar de cada individuo. Decía Bentham que se antojaba necesaria una mirada vigilante y que, cada uno, al sentirla pesar sobre sí, terminaría por interiorizarla con el fin de aprender a vigilarse a sí mismo y de evitar con ello los delitos, el mal. Vigilar educativamente a todos los individuos para evitar males mayores. ¿Os suena? Aunque se criticó mucho ese modelo de control, la mayoría de cárceles, fábricas, escuelas y otros edificios públicos y privados comenzaron a construirse teniendo en cuenta estas ideas.

Todo ello fue diseccionado, analizado y criticado por el siempre necesario Michel Foucault en Vigilar y castigar, una lectura imprescindible. Foucault establecía comparaciones entre la sociedad actual (Vigilar y castigar es de 1975, pero permanece vigente) y los Panópticos de Bentham: un Hermano Mayor orwelliano que vigila a los prisioneros sin ser visto. Dice que, mediante la "óptica de la vigilancia", la sociedad actual ejercita sus sistemas de control de "poder-conocimiento" (los dos términos los utiliza como uno). Asegura que en todos los ámbitos sociales se da la circunstancia de la vigilancia y la idea de "prisión continua": carceleros, policías, trabajadores sociales, maestros... hasta en el trabajo diario de cada uno y en la vida cotidiana. Deliberadamente o no, estamos vigilados y nos vigilamos unos a otros. Es una estrategia del Estado, que persigue una "normalización" generalizada mediante el control de todos los individuos. 

Nikolaus H. Julius estaba en lo cierto, al contrario de lo que puede parecer, realmente no somos una civilización del espectáculo, sino una civilización de individuos privados controlados y vigilados obsesivamente por el Estado:
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"La Antigüedad había sido una civilización del espectáculo. "Hacer accesible a una multitud de hombres la inspección de un pequeño número de objetos": a este problema respondía la arquitectura de los templos, de los teatros y de los circos. Con el espectáculo predominaban la vida pública, la intensidad de las fiestas, la proximidad sensual. En estos rituales en los que corría la sangre, la sociedad recobraba vigor y formaba por un instante como un gran cuerpo único. La edad moderna plantea el problema inverso: "Procurar a un pequeño número, o incluso a uno solo la visión instantánea de una gran multitud." En una sociedad donde los elementos principales no son ya la comunidad y la vida pública, sino los individuos privados de una parte, y el Estado de la otra, las relaciones no pueden regularse sino en una forma exactamente inversa del espectáculo: "Al tiempo moderno, a la influencia siempre creciente del Estado, a su intervención cada día más profunda en todos los detalles y todas las relaciones de la vida social, le estaba reservado aumentar y perfeccionar sus garantías, utilizando y dirigiendo hacia este gran fin la construcción y la distribución de edificios destinados a vigilar al mismo tiempo a una gran multitud de hombres."

(Michel Foucault, Vigilar y castigar, citando a N.H. Julius y su Lecciones sobre las prisiones).
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En conclusión:

"Julius leía como un proceso histórico consumado lo que Bentham había descrito como un programa técnico. Nuestra sociedad no es la del espectáculo, sino de la vigilancia; bajo la superficie de las imágenes, se llega a los cuerpos en profundidad; detrás de la gran abstracción del cambio, se persigue el adiestramiento minucioso y concreto de las fuerzas útiles; los circuitos de la comunicación son los soportes de una acumulación y de una centralización del saber; el juego de los signos define los anclajes del poder; la hermosa totalidad del individuo no está amputada, reprimida, alterada por nuestro orden social, sino que el individuo se halla en él cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda una táctica de las fuerzas y de los cuerpos. Somos mucho menos griegos de lo que creemos. No estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena, sino en la máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos, ya que somos uno de sus engranajes."
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(Michel Foucault, Vigilar y castigar).

Postal de "1984", de George Orwell
Fuente: Revista Amauta - "Welcome To Orwell's World (2010)"

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"La guerra es paz,
la ignorancia es fuerza,
la libertad es esclavitud"
(George Orwell, 1984)

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