Mirad la primera foto. Se trata de una escena en una carretera europea, en Lesbos, Grecia, UE. Por tanto a los ciudadanos europeos y a nuestra clase política nos incumbe sí o sí... O debería. En cualquier carretera de España (o de cualquier país "civilizado") recogeríamos y cuidaríamos a un perro abandonado si lo viéramos, ¿verdad? Pues eso...
Ya ocurrió en marzo (y mucho antes, desde 2015), cuando murió una niña de 6 años. El infierno de Moria en llamas. Europa miró para otro lado, como siempre cuando se trata de los migrantes. Es la manera de proceder habitual de la clase política y de los ciudadanos que la sustentan.
Por fin, y como Europa deseaba realmente, el pasado martes 9 de septiembre el campo de concentración (que no de refugiados, ya que no poseen ese estatus porque Europa se ha negado a concedérselo, a pesar de tener derecho a él) de Moria quedó destruido e inutilizable por varios incendios simultáneos.
Hay fuentes que aseguran que el fuego fue provocado por mercenarios del gobierno griego, que durante estos últimos años ha subastado a migrantes (esto lo sé de primera mano), enviados contra su voluntad a los campos de concentración de Turquía y Libia. Cabe recordar que en los últimos 4 años la Unión Europea ha firmado sendos tratados de la vergüenza con estos dos estados para trasladar (repito, contra su voluntad) a los migrantes que han llegado y vivido en el campo de Moria, en la isla griega de Lesbos.
Moria fue construido en 2015 durante la mal llamada "crisis de los refugiados". Ninguno era refugiado, todos pedían ese estatus, pero no se les ha concedido a pesar de que según los Derechos Humanos cumplían las exigencias. Se erigió como puerta de entrada a Europa para los migrantes que huían de las guerras en Oriente Medio (Siria, sobre todo), financiadas y estratégicamente manipuladas por Europa, Rusia y USA, y de la miseria en esa misma zona y en África. Ha acabado siendo la vergonzosa y genocida puerta de salida para los migrantes de la "civilizada" Europa.
Moria se construyó para albergar a 3.000 almas en 300x200 metros. Cuando se produjo el incendio en la madrugada del miércoles pasado había 13.000 (ha sido la media de habitantes durante estos últimos años). El año pasado llegó a albergar a 20.000. Seres humanos (20% de niños) hacinados, mal alimentados y descuidados sanitariamente (una letrina por cada 200 personas y un grifo para cada 1.300), también con el Covid19 en pleno apogeo en el campo. Sólo algunas ONGs y voluntarios les han atendido y ayudado en estos 5 años de vergüenza e inhumanidad.
Durante el lustro de "vida" del campo de concentración (lo era, lo vi y padecí en persona), que no de refugiados, de Moria, se han violado diariamente los derechos humanos de las miles de almas que han "vivido" allí, abandonadas por Europa (repito, clase política y ciudadanos), que los quería lejos del continente.
Hoy, tras el incendio que ha destruido por fin el infierno de Moria, los migrantes, más de la mitad familias con niños, se han desperdigado por la isla de Lesbos, abandonados a su suerte, durmiendo en cunetas, sin comida, sin medicinas, con el Covid 19 campando a sus anchas. Y Europa, su clase política y sus ciudadanos se cruzan de brazos.
No. Europa está planeando "cazar" a los migrantes desperdigados y reubicarlos "provisionalmente" (contra su voluntad) en un nuevo Moria, en Lesbos, "temporal e improvisado" (como el anterior), para después enviarlos a los campos de concentración de Turquía y Libia, dos infiernos aún peores. Y así deshacerse de ellos para siempre, ahogarlos en el olvido, uno aún mayor que el anterior.
Los medios de comunicación europeos apenas se hacen eco de esta realidad (los incendios de California y el Covid19 en Occidente copan el tiempo de los informativos). Los ciudadanos europeos, que aún así saben perfectamente lo que ocurre, siguen guardando silencio y mirando para otro lado, como siempre hasta hoy.
Europa, su clase política y sus ciudadanos sólo están demostrando una cosa, que son basura y que merecen todas las pandemias del mundo.
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