en un mar de tolerancia e ignorancia
Aun a riesgo de parecer exagerada... ¡Qué le voy a hacer! Tiendo a extrapolar los pequeños gestos y palabras, las situaciones en apariencia intrascendentes.
Ayer asistí como espectadora a una suerte de conversación que derivó-finalizó en interrogatorio y burla a una persona. Francamente, aunque espectadora, la sentí como un déjà vu doble. Ahora me explico.
Veamos. Mi conocido número 1, le llamaremos "Tiburón", sujeto intolerante y cascarrabias (vale, ya me he mojado), pretendía ridiculizar a mi conocido número 2, "Pez de colores", paradigma de la honestidad y la bondad (también de la ingenuidad, me he vuelto a mojar). Digo que pretendía ridiculizarle porque se leía en su mirada y dientes, porque le conozco y por lo que sigue.
Partiendo de asuntos triviales y de un tono pretendidamente cordial, en un momento dado comenzó a hablarse de política, más concretamente de los políticos actuales y de sus sueldos y patrimonios vergonzosos. Tiburón defendía la propiedad, mientras que Pez de colores la execraba. Claramente, a Tiburón no le interesaba un intercambio dialéctico constructivo (tenía las de perder) y, hábilmente, provocó a Pez de colores. La estrategia surtió efecto y el tono cordial murió tras el parto de la provocación, dando pie a un vagido, una especie de grito de guerra de Pez de colores:
Las exclamaciones están ahí por algo. No me las he inventado. Con o sin ellas, esa es una frase maravillosa. Y qué gran verdad. Lo demás son banalidades. En lo que respecta al silencio, se produjo de verdad. A mí se me antojó deliciosamente eterno.
Sigo. Lo primero que pensé tras LA FRASE: ¡Ostras! Proudhon se ha reencarnado en un jubilado logroñés. Esa frase pertenece (me aflige utilizar este verbo) al filósofo y político francés del XIX. Lo segundo que pensé: empieza el circo, ¿intervengo? Decidí que no. Experimento.
Tiburón decidió ir al grano: la trampa, la ridiculización, la victoria. El interrogatorio a Pez de colores fue mi doble déjà vu. Primero, porque en alguna ocasión lo he padecido prácticamente igual, con las mismas intenciones, a veces con el mismo resultado. Segundo, porque tras escucharlo estaba convencida de haberlo leído en algún pensador anarquista. He acertado. Estaba entre Proudhon y Guérin.
En fin, el interrogatorio de Tiburón a Pez de colores fue prácticamente como el que sigue (añado el párrafo previo, extraído de la obra citada al final):
"Gran creador de definiciones ingeniosas (tales como 'la propiedad es un robo'), Pierre-Joseph Proudhon se anexó el vocablo anarquía. Como si quisiera chocar al máximo, hacia 1840 entabló con los filisteos este provocativo diálogo:
– Usted es republicano.
– Republicano, sí; pero esta palabra no define nada. República, significa cosa pública... También los reyes son republicanos.
– Entonces, ¿es usted demócrata?
– No.
– ¡Vaya! ¿No será usted monárquico?
– No.
– ¿Constitucionalista?
– ¡Dios me libre!
– ¿Aristócrata, acaso?
– De ningún modo.
– ¿Desea un gobierno mixto?
– Menos todavía.
– ¿Qué es, pues, usted?
– Soy anarquista. "
(Daniel Guérin: El Anarquismo. De la doctrina a la acción. 1965)
De fondo se escucharon risas, mejor dicho, carcajadas. Postre: mofa del anarquismo y de Pez de colores.
Como siempre, se ridiculiza lo minoritario, lo antisistema, lo que no se entiende y/o lo que se teme. Antes he dicho "la victoria" para Tiburón. Sí. La victoria de los ignorantes, de los intolerantes. Tan espuria como estruendosa. Igual que las carcajadas. Como la ignorancia. Como la intolerancia. En ese mar nadamos todos los días. Lo bueno: de vez en cuando un pececillo de colores anarquista te alegra el día. Mi desafío: buscar y encontrar peces de colores, aunque tenga que bucear en un mar hostil atestado de tiburones.
.
"Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros."
(Gibran Jalil Gibran)
Aun a riesgo de parecer exagerada... ¡Qué le voy a hacer! Tiendo a extrapolar los pequeños gestos y palabras, las situaciones en apariencia intrascendentes.
Ayer asistí como espectadora a una suerte de conversación que derivó-finalizó en interrogatorio y burla a una persona. Francamente, aunque espectadora, la sentí como un déjà vu doble. Ahora me explico.
Veamos. Mi conocido número 1, le llamaremos "Tiburón", sujeto intolerante y cascarrabias (vale, ya me he mojado), pretendía ridiculizar a mi conocido número 2, "Pez de colores", paradigma de la honestidad y la bondad (también de la ingenuidad, me he vuelto a mojar). Digo que pretendía ridiculizarle porque se leía en su mirada y dientes, porque le conozco y por lo que sigue.
Partiendo de asuntos triviales y de un tono pretendidamente cordial, en un momento dado comenzó a hablarse de política, más concretamente de los políticos actuales y de sus sueldos y patrimonios vergonzosos. Tiburón defendía la propiedad, mientras que Pez de colores la execraba. Claramente, a Tiburón no le interesaba un intercambio dialéctico constructivo (tenía las de perder) y, hábilmente, provocó a Pez de colores. La estrategia surtió efecto y el tono cordial murió tras el parto de la provocación, dando pie a un vagido, una especie de grito de guerra de Pez de colores:
"¡La propiedad es un robo!"
[Silencio]
[Silencio]
Las exclamaciones están ahí por algo. No me las he inventado. Con o sin ellas, esa es una frase maravillosa. Y qué gran verdad. Lo demás son banalidades. En lo que respecta al silencio, se produjo de verdad. A mí se me antojó deliciosamente eterno.
Sigo. Lo primero que pensé tras LA FRASE: ¡Ostras! Proudhon se ha reencarnado en un jubilado logroñés. Esa frase pertenece (me aflige utilizar este verbo) al filósofo y político francés del XIX. Lo segundo que pensé: empieza el circo, ¿intervengo? Decidí que no. Experimento.
Tiburón decidió ir al grano: la trampa, la ridiculización, la victoria. El interrogatorio a Pez de colores fue mi doble déjà vu. Primero, porque en alguna ocasión lo he padecido prácticamente igual, con las mismas intenciones, a veces con el mismo resultado. Segundo, porque tras escucharlo estaba convencida de haberlo leído en algún pensador anarquista. He acertado. Estaba entre Proudhon y Guérin.
En fin, el interrogatorio de Tiburón a Pez de colores fue prácticamente como el que sigue (añado el párrafo previo, extraído de la obra citada al final):
"Gran creador de definiciones ingeniosas (tales como 'la propiedad es un robo'), Pierre-Joseph Proudhon se anexó el vocablo anarquía. Como si quisiera chocar al máximo, hacia 1840 entabló con los filisteos este provocativo diálogo:
– Usted es republicano.
– Republicano, sí; pero esta palabra no define nada. República, significa cosa pública... También los reyes son republicanos.
– Entonces, ¿es usted demócrata?
– No.
– ¡Vaya! ¿No será usted monárquico?
– No.
– ¿Constitucionalista?
– ¡Dios me libre!
– ¿Aristócrata, acaso?
– De ningún modo.
– ¿Desea un gobierno mixto?
– Menos todavía.
– ¿Qué es, pues, usted?
– Soy anarquista. "
(Daniel Guérin: El Anarquismo. De la doctrina a la acción. 1965)
De fondo se escucharon risas, mejor dicho, carcajadas. Postre: mofa del anarquismo y de Pez de colores.
Como siempre, se ridiculiza lo minoritario, lo antisistema, lo que no se entiende y/o lo que se teme. Antes he dicho "la victoria" para Tiburón. Sí. La victoria de los ignorantes, de los intolerantes. Tan espuria como estruendosa. Igual que las carcajadas. Como la ignorancia. Como la intolerancia. En ese mar nadamos todos los días. Lo bueno: de vez en cuando un pececillo de colores anarquista te alegra el día. Mi desafío: buscar y encontrar peces de colores, aunque tenga que bucear en un mar hostil atestado de tiburones.
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Salvapantallas de Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003), de Pixar.
Fuente: Los archivos de la tierra - "Gran tiburón blanco sonríe para las cámaras..."
Fuente: Los archivos de la tierra - "Gran tiburón blanco sonríe para las cámaras..."
"Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros."
(Gibran Jalil Gibran)
2 comentarios:
Susana, como siempre maravillosa. Los anarquistas son gente curiosa e interesante, así que como mínimo hay que escucharles. Siempre he sabido que desembocarías en algo así.
Todos hemos sufrido acosos similares. Sin respeto no puede haber diálogo. Por otra parte, hasta anarquistas como Bob Black reconocen que la anarquía es irrealizable... si lo que pretendemos es mantener el único estilo de vida que hasta ahora conocemos: consumista, competitivo y militar-policiaco. La realidad siempre tiene un argumento aplastante (ya expuesto por Parménides): lo que es es, y es imposible que no sea.
Por cierto, me encanta la poesía con la que describes a los anarquistas: peces de colores. ¿Quién no querría ser uno?
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