viernes, 18 de noviembre de 2011

NO VOTO PRESENCIAL

contra la dictadura global
Existe una "alternativa" a la farsa de este domingo. Si piensas ir a votar (o participar en las mesas electorales), ya puedes dejar de leer. 

Vale. Continúo para los que quedéis. Muchos, espero.

Nadie nos ha hablado de ello, porque no conviene, como siempre, pero existe otra opción de voto. En realidad de NO VOTO. Se trata de un abstencionismo activo del cual quedaría constancia en nuestra mesa electoral, en la Junta Electoral de Zona y en la Junta Electoral Central: el NO VOTO PRESENCIAL. Absolutamente legal. Es una denuncia del sistema en toda regla. De hecho, quedaría más constancia del no voto que del voto. Gran paradoja política y otra prueba más de que no vivimos en democracia.

Más paradojas. Nos ampara la LEY ORGÁNICA 5/1985 de 19 de junio, del Régimen Electoral General (BOE 147, de 20 de junio) y nuestra chapucera Constitución. Consiste en rellenar una RECLAMACIÓN triplicada, apelando a nuestro derecho a NO VOTAR (porque es un derecho, no un deber) y a la legislación ad hoc, donde exponemos nuestras razones para el NO VOTO, acompañadas de nuestros datos y de la presentación del DNI, de la misma forma que si fuésemos a votar. El procedimiento es el siguiente:

1) Presentarse en la mesa electoral.
2) Identificarse.
3) Declarar ante la mesa que NO vas a votar.
4) Presentar la RECLAMACIÓN.
5) Solicitar que se verifique que la reclamación se adjunta al Acta Electoral.
6) Solicitar que se hagan públicas las razones por las que no votas, recogidas en la reclamación.

Punto. La mesa electoral tiene la obligación de tramitarla y las Juntas Electorales deben recibirla, atenderla y publicarla. Para más información, consultad la mencionada Ley Orgánica en sus artículos 19, 99, 135 y el punto 6 del Artículo 139.


Seguro que estáis pensando: "¡Vaya gilipollez! ¡Como si fuera a servir para algo! ¡Qué ganas tiene ésta de tocar los cojones-ovarios a los pringadillos de su mesa electoral!". Estoy totalmente de acuerdo. Soy una tocapelotas. Pero estoy segura de que tengo razón.

No va a servir para nada, como tampoco vuestros votos. Los pringadillos de mi mesa la tramitarán, llegará a sendas juntas electorales, se partirán de risa y se pajearán con la reclamación. Quizás la publiquen. Quizás no. Deberían, es mi derecho y su obligación. Me ampara esa ley y la Constitución con la que se llenan la boca estos funcionarios del FMI y cía. a los que dos tercios del censo electoral de este país van a votar para que no les representen.

Como sea... al menos habré hecho lo que creo en conciencia. No soy una autómata. No pienso actuar de forma borreguil, como esperan. Voy a cuestionar el sistema de facto, voy a decirles en voz alta y con argumentos que esto es una dictadura. Y va a quedar constancia. El 15M se me queda pequeño. Esto es cosa mía. Yo no estoy indignada, estoy harta. Y no se cura el cáncer atiborrándolo con ibuprofeno. Quiero extirpar el cáncer. Soy antisistema, "anti este sistema", con toda la carga peyorativa que queráis atribuir al término. En casos como este, una dictadura, hay que destruir para construir.
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