En julio de 1944, Estados Unidos y
otras 43 naciones aliadas, el Occidente que a la postre ganaría la Segunda
Guerra Mundial, intuyéndose ya vencedores, se reunieron en Bretton Woods
(New Hampshire, USA) para planificar, ordenar y establecer el presente y el
futuro político, económico, social y cultural del mundo, el capitalismo como
sistema y dogma indiscutibles.
El parto de estas reuniones del lobby
político-económico mundial alumbró, entre otras organizaciones, al Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Internacional del Comercio
(OIT, germen de la OMC actual) y al Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento (BIRF), pilar del Banco Mundial (BM).
Además, la élite de Bretton Woods dio a luz a
la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fundada para cimentar
y legitimar el nuevo orden social, político y económico una vez finalizada la guerra.
Desde entonces ha sido el canal de transmisión y altavoz de la jerarquía
capitalista mundial y su organigrama, conformado por los diferentes gobiernos,
funcionarios y burócratas de cada nación representada, gregarios del sistema. El
objetivo es uno: que prevalezca el capitalismo a como dé lugar.
Desde su nacimiento y hasta hoy, la ONU
y sus múltiples órganos y vástagos han legitimado y fomentado, directamente o
con el silencio, dictaduras (Chile y España), golpes de Estado (Chile), genocidios
(Palestina), asesinatos, violaciones de los derechos humanos, Estados ilegales
y terroristas (Israel), tráfico de personas (ACNUR en el Mediterráneo), robo y
aniquilación de recursos naturales (África, América y Asia), etc.
Para lavar su imagen, crear cortinas de humo,
engañar a los ingenuos, reclutar voluntades, apoyos e implementar su
terrorista y deshumanizada política económica, social y cultural, Naciones
Unidas se ha sacado de la manga desde su existencia diferentes Agendas,
aparentemente bienintencionadas pero siempre deliberadamente ambiguas, cargadas
con lo que últimamente han llamado, haciendo uso de su límpida neolengua, “Objetivos
de Desarrollo Sostenible”.
La (pen)última farsa, visualmente multicolor
pero solapadamente sádica, es la Agenda 2030. Se trata de un acuerdo
elaborado en 2015 por el lobby económico capitalista y firmado por 196 países
que establece “17 Objetivos de Desarrollo Sostenible” hasta el final de esta
década. (¿Qué venderán para la próxima, una vez incumplidos estos, como lo
fueron los propuestos para el 2015, llamados "del Milenio"?). Al adoptarlos, los Estados firmantes se comprometieron a
movilizar los medios necesarios para implementarlo en sus respectivos
territorios. Ni lo han hecho nunca, ni lo harán jamás.
Dice el capitalismo, causante de
pobreza e injusticias infinitas desde su nacimiento, que además de erradicar la
pobreza global, su Agenda 2030, toda una carta a los Reyes Magos, pretende eliminar
el hambre y garantizar la seguridad alimentaria, afianzar una vida saludable,
mejorar la educación, impulsar la igualdad de género, asegurar el acceso al
agua y a la energía, fomentar un crecimiento económico sostenible, luchar de
manera inmediata contra el cambio climático y promover la paz y el acceso a la
justicia. Y así lo vende. Todo para que aceptemos las políticas económicas,
sociales y medioambientales que nos proponen y vayan a proponernos los Estados
y los organismos internacionales.
A priori y a posteriori se trata de unos objetivos
ambiciosos que, a todas luces y premeditadamente, carecen de medidas
concretas para garantizar su cumplimiento. Simplemente porque NO SE DESEA
SU CUMPLIMIENTO para el conjunto de la población mundial. La Agenda 2030 es una
farsa, puro marketing.
Tras la lógica confusión inicial se
sucedieron las (también lógicas) adhesiones del sistema bancario, las
grandes empresas, los gobiernos e instituciones públicas, los partidos
conservadores, los mal llamados partidos e intelectuales de izquierdas (la
socialdemocracia y sucedáneos no son izquierda), las mal llamadas ONGs (son OG’s, reciben
dinero y órdenes de los gobiernos a los que sirven), cuantiosos ciudadanos
ingenuos… Resulta sorprendente cómo una supuesta izquierda que se decía
antiglobalización y anticapitalista hasta ayer (véase Enrique Santiago o Pablo
Iglesias), hoy, por obra y gracia de la ONU y su Agenda, ha aceptado la
economía de mercado, al FMI, al Banco Mundial, al Club Bildelberg, al Foro de
Davos… y ha dicho Amén. Ha convertido a los fondos de inversión (Black Rock), a
las grandes armamentísticas que dictan qué hacer en los conflictos
internacionales (guerra de Ucrania), a las grandes empresas energéticas
(Repsol)… en líderes de la democracia y el mundo libre, los gurús de la Agenda
2030. La estrategia de los lobbies capitalistas ha dado resultado: han
convencido y comprado a buena parte de la izquierda.
Afortunadamente, la falta de coherencia
entre el discurso de los líderes político-económicos firmantes de la Agenda 2030 y la ausencia de acciones (no
las esperábamos) ha disparado el escepticismo y las críticas entre los detractores
de la misma, también entre los de izquierdas, que además observamos con
preocupación cómo los países más poderosos, el sistema bancario e incluso numerosas
grandes empresas siguen influyendo (dictando) en la adopción de determinadas
políticas, priorizando sus intereses particulares.
Mientras parte de la población ve la Agenda
2030 como un programa para impulsar un cambio positivo en el mundo y favorecer
la sostenibilidad, otros piensan (pensamos) y saben (sabemos) que los 17 objetivos de desarrollo y sus 169 metas
propuestas son una cortina de humo, una falsa quimera que solo sirve y servirá
para provocar más desigualdades y una completa alienación de la sociedad.
La Agenda 2030 es terrorismo capitalista
encubierto… Cada vez más al
descubierto, a pesar de sus acólitos y voceros.
Los Objetivos de Desarrollo de la Agenda 2030
(montaje de elaboración propia)
TRAMPAS, HIPOCRESÍAS Y CONTRADICCIONES DE LA
AGENDA 2030:
1. Quien esté en contra de la Agenda 2030,
quien no lleve la chapita que mola, quien la cuestione, la critique y/o quiera
desenmascararla… es malo o está equivocado. No recibirás ayudas públicas y
te prohibirán competir y/o participar en lo que sea si no te adhieres a la
“sostenible” Agenda 2030 y si no luces el pin de colores. Cuando la verdad es
que todos los bienintencionados y que poseemos un mínimo sentido de la justicia
que creemos universalizable deseamos acabar con el hambre en el mundo, con las
desigualdades e injusticias de todo tipo... y combatir el cambio climático.
Todo ello provocado por el capitalismo de quienes hoy portan el pin, no lo
olvidemos. No podemos aceptar y tragar sin más las trampas de los
privilegiados, por muy bien envueltas que se nos presenten. Los privilegiados quieren
seguir siéndolo a nuestra costa. Y la Agenda 2030 es una trampa elaborada por
los mismos que han generado las injusticias, los problemas y los conflictos que
queremos combatir y superar. No podemos rendirnos. Y no podemos dejar de
decirlo en voz alta.
2. La Agenda 2030 une a todos los
poderosos, independientemente de su supuesta ideología y procedencia.
Detrás de ella, de su ambigüedad, se encuentra lo que no nos cuentan, sus
verdaderos objetivos. Se trata de una élite político-económica que tiene un
plan para la humanidad, totalmente alejado de la libertad y de la democracia.
3. Esta carta a los Reyes Magos, la Agenda
2030, además de premeditadamente ambigua y sin ninguna concreción,
resulta infantiloide en su redacción y presentación, con ilustraciones y
cajetines que quieren hacerla parecer inocua, positiva, deseable... Se muestra hipócritamente idealista,
además de por su contenido utópico, por su lenguaje, con términos baúl como
“recomendar”, “prescribir”, “avanzar”, “empujar para”… que pueden implicar
perjuicios para las clases medias y bajas. Y encierra grandes contradicciones:
conceptos e ideas contradictorias entre sí enunciadas en el mismo punto, casi
en cada OD. Por ejemplo, ODS 1: Fin de la pobreza. Y la mayor preocupación es que "la creciente desigualdad es perjudicial para el crecimiento económico"; "el sector privado [causante de la pobreza] tiene un papel crucial que desempeñar a la hora de
determinar si el crecimiento que genera es inclusivo y contribuye a la
reducción de la pobreza."
4. La ONU se erige en Dios (y los
Gobiernos son sus profetas): legitimidad, razón absoluta, globalismo,
universalización, omnipresencia, omnipotencia, infalibilidad... La gente tiene miedo
y se siente permanentemente insegura. El miedo mueve a las masas y les empuja a
creer en cualquier cosa, en todo lo que pueda infundir esperanza. Así, desde su
pedestal divinizado, Dios y sus profetas nos observan como a niños indefensos y
miedosos en un jardín caótico que solo ellos pueden ordenar o resetear a su
antojo. Pero hay esperanza, nos dicen. Un horizonte: la Agenda 2030. Sus
mandamientos (ODS) son sagrados, maravillosos e incuestionables. Hemos de
escucharlos en silencio, obedecer y ejecutar todo aquello que nos propongan
para que se cumplan. Volveremos a sentirnos seguros, afirman. Pero la verdad es
que no somos niños, ni la ONU es Dios. La democracia no es una religión ni es
un sistema científico en forma de Agenda siniestra. La Agenda hemos de
redactarla nosotros. La verdad hemos de buscarla nosotros. La democracia, hemos
de construirla nosotros. Desde abajo, desde el suelo.
5. Los ODS se han convertido en una nueva
religión. Y muchos se la creen y la profesan. Abundando en lo dicho en el
punto anterior, hay quien tilda a la Agenda de “Evangelio” e insta a seguirlo
al pie de la letra o, de lo contrario, serás un antisistema o, peor,
ultraderecha. Precisamente quienes actúan como nazis te acusan de ello si no comulgas
con su fe peligrosa y reprobable. Esto también ha llegado a la educación:
se ha incluido en los currículos, en las programaciones educativas, en los
libros de texto... Se está adoctrinando a los niños y al conjunto de la
población mundial con la nueva y peligrosa religión que dicta el evangelio de
la Agenda 2030.
6. Hay 196 países firmantes de la
Agenda 2030 y sus eslóganes: “no tendrás nada y serás feliz”, “el nuevo orden
mundial traerá la paz”, “hay recursos y comida para todos”, “no puede haber guerras”…
¿Perdón? Ahora mismo hay en el mundo unas 60 guerras activas. Los gobiernos
firmantes, es más, los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, son los principales fabricantes y exportadores de armas en
todo el mundo. No solo no tratan de buscar la paz, sino que fomentan la guerra.
La más sangrante e injusta puede que sea el genocidio que el Estado ilegal de Israel
lleva perpetrando contra Palestina desde antes de 1948, con el apoyo de la ONU
al sionismo desde esa fecha.
7. LA AGENDA 2030 NO HABLA DE LA
REDISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA NI DE REDUCIR (DECRECER) EN EL CONSUMO DE
RECURSOS, QUE SON LIMITADOS… Habla de “igualar” a los países pobres o en
vías de desarrollo con los desarrollados, sin decir exactamente cómo. Pero
eso sí, siguiendo sus consejos y las políticas capitalistas de los gobiernos firmantes,
lo cual sigue generando y generará el enriquecimiento de los de siempre y
de las nuevas élites en esos países pobres, en perjuicio de las clases medias y bajas
de todos ellos, así como del planeta en el que vivimos.
8. Hablar y enredarse en los síntomas pero no
acometer ni mencionar siquiera las causas profundas de los problemas y
conflictos. Esto les interesa a la ONU y a los firmantes de la Agenda.
Porque el cáncer y la causa primera es el capitalismo, las élites y los guardianes
que lo sostienen. Evidentemente, tampoco se dice cómo va a financiarse el plan
de la Agenda, porque lo cierto es que vamos a financiarlo nosotros, las clases
medias y bajas.
9. Está íntimamente relacionada con el Foro
de Davos y el Green New Deal, que en 2020 comenzó a hablar del gran
“reseteo”, del gran reinicio, del nuevo orden mundial, justificándolo con la
Agenda 2030. No tener nada en propiedad, alquilarlo todo, no comer carne… Pero
para las clases medias y bajas. No para los privilegiados, pues quien tiene la
propiedad tiene la capacidad para abusar de ti como ciudadano.
10. El papel que se le asigna a la empresa
(en la Agenda 2030 y fuera de ella), que opera como un actor moral
situado en un plano de superioridad y que, insinúan, no puede estar
sometida a un control público. A las empresas, especialmente a las grandes
corporaciones, les interesa un modelo global. Por eso… quieren una Agenda
global que agrade a todos y que todos puedan aceptar. Por eso la firmaron
personajes tan dispares como Donald Trump, Vladimir Putin, Basser Al-Assad,
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez… Y las grandes corporaciones (Bill Gates, mandamás de Microsoft Corporation, e Ignacio Galán,
presidente de Iberdrola, por ejemplo) se ponen el pin como un parapeto para estar a salvo de
cualquier crítica.
11. Ahondando en esto, en la Agenda 2030 no
hay ni una sola referencia a la evasión fiscal de las empresas, los
gobiernos, los bancos y las grandes fortunas. Los redactores de la ONU fueron
muy cuidadosos al no recoger ninguna referencia. Así no se veían comprometidos
y con las vergüenzas al aire. No obstante, es precisamente en los paraísos
fiscales donde se encuentra la mayor parte del dinero refugiado, secuestrado…
que podría contribuir a hacer cumplir los objetivos y sus 169 metas. Pero este
no es el verdadero plan.
12. La Agenda nos prepara y nos anima al
esfuerzo y el sacrificio que debemos llevar a cabo los ciudadanos (clases
medias y bajas): pagar más impuestos. El propósito es “mejorar la
capacidad nacional para recaudar ingresos fiscales”. Repito, esfuerzo de los
ciudadanos, no de las grandes empresas y fortunas. Recordemos que en diciembre
de 2022, 140 países del mundo (incluyendo los 27 de la UE), se pusieron de
acuerdo para intentar que en el 2024, las multinacionales que ganan más de 750
millones de dólares paguen el 15% de impuestos. Ya quisiéramos los ciudadanos
pagar solo eso entre impuestos directos e indirectos. Y encima la Agenda (el
lobby económico) insistiendo en que hay que recaudar más y mejor de los
ciudadanos. Ah, pero lo venden como consejos, porque los gobiernos son “libres”
de aplicar sus propias políticas fiscales.
13. La Agenda 2030 promueve el capitalismo
verde, el ecofascismo, un negocio goloso que es rosa para unos pocos
y negro para la inmensa mayoría de esclavos. La transición ecológica ni
se está produciendo, ni se la espera, porque realmente no se la quiere. No es
rentable. Las “renovables”, tal y como ellos las entienden, han demostrado ser
caras y perjudiciales también para el planeta y para el ser humano. En este
sentido, ¿por qué no se habla de renta per cápita y sí se habla de PIB?
¿Por qué no se quiere hablar de redistribución? Pues bien, lo contrario es lo
que se aplaude y lo que se vende/impone. Por aportar dos ejemplos: las baterías
eléctricas y los campos eólicos dañan más al medio que los combustibles
fósiles, las bolsas "biodegradables" le perjudican más que las de plástico…
14. Nos quieren privar de nuestra
capacidad para elegir, de nuestra libertad. Se pretende pautar el estilo
de vida de las clases medias y bajas y sustituirlo por otro más
conveniente para ellos en términos de alimentación, tecnología, familia, y
un largo etc. Por ejemplo, si no te compras un coche más ecológico, carísimo,
de esos que venden las grandes multinacionales que lucen la chapa de la Agenda
2030, no puedes circular por las ciudades… y pronto por ninguna parte. Exigencias
y trabas que ellos, las élites político-económicas, no cumplen ni cumplirán
nunca: Bill Gates usa profusamente sus coches blindados, sus jets privados y
sus yates, con un fueloil de azufre que es el más contaminante de cuantos
existen. La hija de Amancio Ortega compra un avión de 65 millones para ir a
hacer compras y visitar a sus amigos, mientras explota a los trabajadores en
España y en Bangladesh. Pedro Sánchez utiliza el avión Falcon para ir a un
concierto a pocos kilómetros de Madrid. Quienes nos hablan de la Agenda 2030
como la solución a los males del mundo, toman un avión a El Salvador para jugar
a ser cooperantes y hacer negocio para sí y para su secta, eso sí, con sueldo
público y dietas.
15. La familia. Mejor dicho, la planificación
familiar, es decir, la reducción de la natalidad. No hablan de la
familia como concepto, ni del papel real de la mujer y del resto de sexos, ni
de la violencia intra y extrafamiliar, ni inciden en las diversas posibilidades
de familia, amenazas, problemas, soluciones... Sólo les interesa cómo los
pobres deben dejar de tener tantísimos hijos. Que somos muchos, oiga, no hay
para todos y luego vienen en estampida y avalancha hacia el Norte, ahogándose
en los mares y océanos, pobrecitos, pidiendo que les refugiemos y repartamos un
cachito de la tierra prometida, o para que los apaleemos y “acomodemos” en
campos de concentración europeos y periféricos, cual pollos en granjas
extensivas. Si no los eliminamos antes con una guerra o pandemia ad hoc. Y esto
del control de la natalidad te lo repiten buitres multimillonarios con la chapa
de los ODS en el pecho, como la muy cristiana (CDU) baronesa Ursula von der
Leyen, germana ella, europeísima, ginecóloga, política y madre de 7 hijos igual
de multimillonarios. Que hay que dar ejemplo, mire usted.
16. El punto 17 de la Agenda 2030 habla de la
Alianza Mundial (Universal) para conseguir los objetivos. Traducción: que una
élite no elegida democráticamente, no controlada y no vigilada, tome el control
de nuestra vida porque nosotros no somos capaces de gobernarla adecuadamente,
mientras sus miembros no predican ni predicarán con el ejemplo. Una vez más, la
definitiva, en un planeta desahuciado.
17. Para lograrlo hay que deshumanizar al
ser humano, convertirlo en un animal no pensante. Para los creadores de la
Agenda 2030 no podemos ser inteligentes, pues la inteligencia es contraria a la
sumisión y la obediencia. Anhelan que dejemos de ser conscientes de nosotros
mismos para pasar a ser una cosa, un recurso material más. Si te deshumanizan
te convierten en masa (Ortega y Gasset) y, así, serás más fácilmente
controlable.
Amigos y enemigos… La solución no es esa trampa capitalista y contrarrevolucionaria llamada Agenda 2030. Ni siquiera lo es para los privilegiados (el planeta se muere irremediablemente). La solución solo puede nacer de una DEMOCRACIA TOTAL Y RADICAL, horizontal, y de un SISTEMA DECRECENTISTA, realmente justo y solidario con los seres humanos, no humanos y su medio, donde toda la población (y no las élites) sea consciente de la realidad pasada, presente y futura para comenzar a decidir su propio destino y proteger al planeta y a quienes lo habitamos.
"Desde la infancia, nos enseñan primero a creer lo que nos dice la autoridad; y luego a razonar sobre ello. Pero la libertad de pensamiento es lo contrario: primero razonar, después creer en lo que nos ha parecido bien de lo razonado."
(José Luis Sampedro)
"Las sociedades son apáticas y ni siquiera la evidencia de los hechos las conmueve o las mueve. Si no hay resistencia se puede llevar a las sociedades donde quiera. La sociedad civil, tan reclamada y aplaudida por políticos es la más manipulada y más allá está el caso de las multinacionales que desvirtúan las democracias. En democracia el ciudadano debe elegir, que yo sepa las multinacionales no se presentan a las elecciones y tienen el poder efectivo, real. Es una comedia de engaños."
(José Saramago)
"Cuando hablo de ecofascismo es frecuente que me pregunten por la relación de aquel con la Agenda 2030. Aunque creo que esta remite antes a esa formidable estafa que es el capitalismo verde, bien sé que no es en modo alguno inimaginable un tránsito de lo uno a lo otro.
En la esencia de la Agenda -Naciones Unidas manda- está el propósito de eludir cualquier cuestionamiento de las reglas que alientan la miseria existente. Excreciones semejantes querían acabar con el hambre en el mundo sin cuestionar un ápice los planes del Fondo Monetario.
La Agenda defiende impertérrita esa antigualla que es el 'desarrollo sostenible', y la hace acompañar de la mitología del liderazgo, la modernización y la digitalización. De por medio despuntan, claro, 'compliances', 'accountings', implementaciones y puestas en valor...
Parece que no nos queda otra que fiarlo todo a las delicias de un capitalismo filantrópico cuyos cimientos, vaya casualidad, están siempre en el Norte rico. Francamente no soy partidario. Ni de la Agenda 2030 ni de quienes la abrazan con entusiasmo."
(Carlos Taibo)