jueves, 7 de noviembre de 2013

LA DOBLE SED (CAMUS)

"Aquí comprendo lo que llaman gloria: el derecho a amar sin medida"
Nadie debería morir sin leer a Camus. La historia y la vida habrían sido mucho más feas e insustanciales sin el de Mondovi y sus testimonios de las miserias y la tenue pero latente luz de la esperanza en el ser humano:

"A mediodía, sobre las laderas medio arenosas y cubiertas por heliotropos como por una espuma que hubieran dejado al retirarse las olas furiosas de los últimos días, miraba el mar, que a esa hora se agitaba apenas con un movimiento fatigado, y calmaba esa doble sed que no se puede engañar mucho tiempo sin que el ser se seque, quiero decir amar y admirar. En no ser amado sólo hay mala suerte: en no amar hay desgracia. Hoy en día todos morimos de esa desgracia. Porque la sangre, los odios, descarnan el corazón; la prolongada reivindicación de la justicia agota el amor que, sin embargo, la hizo nacer. En el clamor en que vivimos, el amor es imposible y la justicia no basta. Por eso Europa odia el día y no sabe más que oponer injusticia a la injusticia. Pero para impedir que la justicia, hermoso fruto naranja que no contiene más que una pulpa amarga y seca, se agoste, volvía a descubrir en Tipasa que había que guardar intactas dentro de uno mismo una frescura y una fuente de alegría; amar el día que escapa a la injusticia y volver al combate con esa luz conquistada. Volvía a encontrar allí la antigua belleza, un cielo joven, y ponderaba mi suerte, comprendiendo por fin que en los peores años de nuestra locura el recuerdo de este cielo no me había abandonado nunca. Era él quien, para concluir, me había impedido perder la esperanza. Yo había sabido siempre que las ruinas de Tipasa eran más jóvenes que nuestras obras en construcción o nuestros escombros. El mundo empezaba allí cada día con una luz siempre nueva. «¡Oh, luz!», ése es el grito de todos los personajes enfrentados, en el drama antiguo, a su destino. Ese último recurso era también el nuestro y ahora yo lo sabía. En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible."

(Albert Camus, «Retorno a Tipasa», El verano, 1953. Traducción de Javier Eder. El original en francés puede encontrarse en Noces suivi de l'été)

Extracto de Bodas (Noces. 1939), de Albert Camus, grabado en un monolito  erigido en memoria del escritor en medio de las ruinas romanas de Tipasa, al norte de Argelia.


"Je comprends ici ce qu'on appelle gloire: le droit d'aimer sans mesure."
(Albert Camus, Noces)
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