sábado, 19 de diciembre de 2009

EL CAPITALISMO BRUTAL, LA FILOSOFÍA DEL MIEDO Y LA PSICOSIS COLECTIVA

miedo
La democracia está muerta, ya no existe, si es que alguna vez lo ha hecho de forma efectiva y justa. Y está muerta porque no existe la verdadera libertad, la posibilidad real e individual de elección y decisión. No poseemos una huerta donde cultivar, trabajar y recolectar ideologías. El capitalismo la viene asolando oportunamente desde tiempo inmemorial, utilizando como mensaje cualquier filosofía de moda y como instrumentos el bipartidismo inamovible, los medios de comunicación, algún que otro divertimento disfrazado y el miedo. Por eso no existen las ideologías, el fruto que alimenta la libertad y la capacidad de elección y decisión individual. El capitalismo lo ha devorado todo.

La única ideología existente y predominante es la que propugna la dictadura del miedo, paradógicamente disfrazada de democracia optimista. Democracia: votad en "libertad", elegid a "vuestros representantes" (todos conservadores y guardianes del capitalismo), los que velarán por vosotros, por vuestra seguridad y vuestro bienestar. Optimista: todo irá bien porque tiene que ir bien, porque "todos" "juntos" podemos hacer que vaya bien.

Dictadura del miedo porque o aceptamos la pseudodemocracia que nos ofrecen o sólo existirá el caos, nos dicen explícita o implícitamente. Y nos creemos la mentira del "bienestar", con sus adornos, y de que todo lo que no sea ese bienestar es el caos, que nos produce un miedo atroz. Cualquier brote ideológico se nos antoja incierto, inseguro. Cualquier voz discrepante constituye una amenaza para nuestra "seguridad" y nuestro "bienestar". Nos dicen. Nos lo creemos.

Vivimos en un estado de psicosis individual y colectiva. Hemos dejado que nos conviertan en bipolares, en seres temerosos, egoístas, hipócritas, maniáticos, obsesivos, fetichistas... Y, casi siempre sin percatarnos de ello, lo aplicamos a nuestro trabajo y, lo que es peor, a nuestra vida personal. Nuestros principios se muestran borrosos y totalmente prescindibles. Carecemos de espíritu crítico y nuestro sentido de la moral y de la justicia es absolutamente discutible, porque se aleja de la objetividad, de lo universalizable, de los derechos humanos. Somos capaces de cualquier maldad y la pondríamos en práctica sin vacilar, simplemente para defender migajas de pan que jamás valdrán tal sacrificio. Lo más patético y desesperanzador es que lo hemos permitido y seguimos permitiéndolo.

De acuerdo con mi colega Jesús:

"Para encontrar una solución, lo primero de todo es diagnosticar el problema. Leo en la biblioteca Ignoria un artículo de Slavoj Zizek muy recomendable: "Un Buda, un hamster y los fetiches de la ideología". El artículo llega a dos conclusiones: una, que el hombre ha sido históricamente capaz de disociarse a fin de preservar su equilibrio mental al tiempo que cometía las mayores tropelías o transigía con ellas. La segunda, motivo de este post, que el capitalismo salvaje somete a tanta presión a los individuos, les fuerza a un grado de competencia tan despiadado, que deben aferrarse a alguna desviación psicológica, a algún fetiche, para poder sobrellevar la destestable realidad: vivimos en una sociedad que aboca a la neurosis o al fracaso."
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(Jesús Ruiz, "Capitalismo y autoayuda", en su blog Tal Vez Inútil).
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"El Grito", de Edvard Munch.
Fuente: Absolut Noruega - "El Grito, de Edvard Münch"

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1 comentario:

Jesús Ruiz Pérez dijo...

No sé si merecía el honor de que me citaras...
No estoy tan desencantado con la democracia, de todos modos: opino, como Albert Camus, que por pocas que sean las libertades y los derechos de los que gozamos, merece la pena mantenerlos y defenderlos, aunque sólo sea porque son el resultado de décadas (siglos) de luchas y conquistas. Siempre conscientes de que son tan sólo un mínimo, y que la mayor parte está aún por hacer.
¡Estás subiendo las visitas a mi blog!
A ver si no soy tan vago y hago un poco de publicidad en mi propia página, ahora que estoy de vacaciones.
Felices fiestas de invierno, Susana.