martes, 23 de agosto de 2011

JORNADAS MUNDIALES DE LA ESTUPIDEZ Y EL BOATO

 contra la confesionalidad y la ostentación
Dicen algunos de mis amigos y conocidos que mi opinión y la de los indignados sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas en Madrid la pasada semana es radical y ofensiva para los católicos. Igualmente tildan de radicales y ofensivas las protestas y manifestaciones laicas (no necesariamente contramanifestaciones) que tuvieron lugar al respecto.

Esto mismo creen la derecha, PPSOE, sus medios de desinformación y la inmensa mayoría de sus votantes, mayoría aparente, que no real, en este país gobernado por una dictadura encubierta y una opinión pública intolerante y fascista. Por eso actuaron en consecuencia, ordenando a la policía cargar contra los laicos y disolver sus manifestaciones, permitiendo sí a los católicos tomar las calles y expresarse a sus anchas y sin impedimentos, vitorear al papa, su propaganda y su ostentación.

Cada cual está en su derecho de creer y no creer y de opinar lo que quiera. No se es más o mejor persona por ser creyente. Ni se está más legitimado por ello para opinar sobre la religión y la fe. Ni te garantiza la felicidad ni te condena creer o no. Ni se tiene la razón sí o sí por creer en un ente invisible o similar.

Entiendo que el conflicto positivo y el intercambio de opiniones es sano. También entiendo que es imposible estar de acuerdo en todo. Mucho menos en cuestiones de fe. Resultaría muy aburrido y hasta contraproducente.

Con respecto a las JMJ, comparto por completo y firmo cada palabra del artículo "Los pecados del Vaticano", del periodista Juan Arias, antiguo sacerdote y corresponsal en el pseudo-país de la Santa Sede durante 14 años. Este periodista es sin duda una de las personas que más y mejor conoce la realidad y entresijos de un Estado artificial que Mussolini regaló al Papa Pío XI (Pactos de Letrán) en 1929 para granjearse el apoyo de la Iglesia Católica al fascismo.

Montaje: Susana R. Verano.

Sobre la cuestión económica de este evento... Cierto que los peregrinos y entidades privadas han financiado la mayoría de su coste. ¡Faltaría más! Pero también es cierto que no han financiado todo. Ese es el problema. Las propias administraciones central y autonómica lo han reconocido: gastos de seguridad, infraestructuras, transporte... Por no decir que Madrid (el ayuntamiento más endeudado de Europa) va a dejar de facturar unos 20 millones de euros por regalarles el transporte a los "peregrinos" de las JMJ y solo a ellos.

¿Beneficios? Sí, claro, para los restaurantes y hoteles. Punto. Como sea, esos 50 millones que en teoría ha costado el evento deberían estar en Somalia, no en Madrid y para ese propósito vergonzoso y vergonzante.

¿Publicidad para España? Pondré ejemplos: el New York Times, The Guardian, Le Monde, Frankfurter Allgemeine Zeitung... o no han hablado del evento o, si lo han hecho, lo han limitado a dos líneas irrisorias y escondidas que casi nadie ha leído. Lo mismo el resto de medios internacionales que no son declaradamente católicos.

Este evento sólo ha sido relevante para los medios de comunicación españoles, para la gente que ha asistido a él… y para los ciudadanos a los que han importunado. Al resto de la gente le ha importado un carajo. Porque, afortunadamente, la mayoría de la gente vive sus creencias de otra manera, íntima, como quería el propio Jesucristo y como ha de ser.

De todas formas, lo estamos pasando demasiado mal como para tirar el dinero y dar la imagen falsa de que la vida es maravillosa y la alegría de la fe es la solución o el camino. Eso es lo que ha ocurrido con las famosas Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid.

Pero mi indignación no es con los creyentes católicos. Si bien confieso que me sorprende y asquea que salgan a la calle para aplaudir y vitorear a un millonario del Vaticano, de oscuro y sangriento pasado y a quien se la trae floja los problemas del mundo.

Un sujeto este Ratzinger "Benedicto XVI", supuestamente máximo representante de Dios en la tierra (como si tuviera que haber alguno) y voz suprema del catolicismo, que ampara a pederastas, dice que los homosexuales están enfermos ("desorden objetivo") y que los ateos somos una plaga. Afirma que el condón es un invento que banaliza la sexualidad y no protege del sida, que la mujer se realiza en el hogar y el matrimonio y que la religión debe limitar a la razón. Entre otras lindezas.

Honestamente, me avergüenza como ser humano que los creyentes católicos, los jóvenes católicos, salgan a la calle para recibir con alegría y aplaudir a este individuo y sus fastos y no lo hagan para indignarse por los problemas reales y mostrar su solidaridad y apoyo con las causas justas.

Me indigna y me causa estupor que me roben mis impuestos para malgastarlos regalándoselos a una institución privada, a una recua de millonarios. Porque eso es la Iglesia católica del Vaticano, una empresa de millonarios. No tienen nada que ver con la fe, la caridad y el mensaje cristiano. No tienen nada que ver con Jesucristo, quien, por cierto, habría vomitado viendo las Jornadas Mundiales de la Juventud. Jesucristo predicaba una fe íntima y modesta, un mensaje de solidaridad y justicia. Lo de Madrid ha sido todo lo contrario.

Llamo pederastas y retrógrados a toda la jerarquía eclesiástica, no a los creyentes. Llamo estúpidos e ignorantes a las instituciones y organizadores del evento en cuestión, no a los creyentes. Y me reafirmo en todo lo dicho una y mil veces.

Como casi siempre, la verdad es impopular y duele.

Quienes realizan la labor cristiana y misionera no son el Vaticano, Rouco y la jerarquía eclesiástica precisamente. Esa labor impagable y admirable solo la llevan a cabo las personas con principios, católicos o no, creyentes o ateos (se puede ser cristiano sin ser creyente), los que sí siguen la figura y el mensaje de Jesús y tratan de ponerlo en práctica de forma anónima, casi sin medios, pues el dinero se lo llevan los de siempre para su ostentación y boato, con la complacencia de unos políticos inútiles y delincuentes.

A los primeros, las personas que de verdad luchan por un mundo más justo, es a quienes yo les daría mi dinero y les ofrezco todo mi apoyo. A los segundos, la jerarquía eclesiástica, los políticos y sus adláteres tolerantes con ésta y sus despropósitos, es a quienes una y mil veces mostraré mi indignación y llamaré por su nombre, con los epítetos despectivos que considere oportunos, que siempre serán menos de los que merecen. Y si la verdad suena a radicalismo, pues que me llamen radical.

Jornadas Mundiales de la Juventud, Madrid, 15-21 de agosto de 2011.
Fuente: JMJ 2001 Madrid - "¿Qué es la Jornada Mundial de la Juventud?"

Jesús predicando el sermón en la montaña
Fuente: ST-TAKLA

"El Cristianismo podría ser bueno, si alguien intentara practicarlo."
(George Bernard Shaw)
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