sábado, 2 de junio de 2012

EL DESTINO INMADURO DEL SER HUMANO


Otra conversación de café (cervecita teniendo en cuenta estos calores en Españistán) con una persona que te encanta, en la que "arregláis el mundo" y de la que se extrae, entre otras, la siguiente conclusión, no por eternamente repetida menos terrible y cierta: "las personas son idiotas"... A cuento de la crisis, el tren de vida anterior a la misma y la ausencia de reacción ante la realidad y las injusticias.

Aunque sea cierta, no voy a limitarme simplemente a espetar una frase en apariencia vulgar. Siempre estoy dispuesta a desarrollar esa conclusión. Ya lo he hecho en alguna que otra entrada. Y lo seguiré haciendo. Pero de camino a casa me he acordado de Julio Ramón Ribeyro, el maravilloso cuentista peruano, y de esta cita en la que recuerda al dramaturgo polaco Witold Gombrowicz, el sempiterno adolescente obsesionado con la inmadurez. Entre los dos explican más que bien el porqué de las miserias del mundo y la estupidez humana... y viceversa:

"Los años nos alejan de la infancia sin llevarnos forzosamente a la madurez. Uno de los pocos méritos que admito en un autor como Gombrowicz es haber insistido, hasta lo grotesco, en el destino inmaduro del hombre. La madurez es una impostura inventada por los adultos para justificar sus torpezas y procurarle una base legal a su autoridad. El espectáculo que ofrece la historia antigua y actual es siempre el espectáculo de un juego cruel, irracional, imprevisible, ininterrumpido. Es falso, pues, decir que los niños imitan los juegos de los grandes: son los grandes los que plagian, repiten y amplifican, en escala planetaria, los juegos de los niños."

[Julio Ramón Ribeyro: Prosas apátridas, aumentadas (1975; 1986)]


"Reiniciar el Universo"
Fuente: ArtWay
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