lunes, 7 de febrero de 2011

MEMORIAS DE UN SOMBRERO

cosas+olores = imaginación obligada
Buscando en un viejo baúl de mi difunto abuelo, he encontrado un extraño y hermoso sombrero de copa de color azul marino y con la cinta blanca. Lo llamaré chapéu cartola, pues según una etiqueta medio borrada es de Brasil. Mi abuelo estuvo en Brasil a finales de los 80, visitando a parte de su familia, que emigró allí en los 60.

Le he preguntado a mi abuela, y de todas las cosas que había en el baúl es la única que no ha reconocido. Pero el sombrero olía a un perfume que ella sí ha recordado, porque mi abuelo se lo regaló: fragancia de priprioca. He investigado. El perfume se fabrica a partir de una raíz brasileña.

Cuenta la leyenda que Piripiri era un ente arcano del Amazonas, cuyo cuerpo exhalaba un perfume misterioso y embriagador que atraía a las doncellas de las aldeas. Vivía perseguido por ellas, que siempre trataban de hacerle prisionero. Cuando lo lograban, él se transformaba en una nube de humo y escapaba. Un día, las mujeres preguntaron al pájaro Supi qué hacer. Él les aconsejó utilizar cabellos para amarrar los pies de Piripiri. Y así lo hicieron una noche, cuando el joven dormía. Después, se durmieron a su lado. Pero Piripiri se transformó de nuevo en humo y se fugó, esta vez para siempre.

En el lugar en el que estuvo su cuerpo las mujeres encontraron una raíz perfumada, fuerte y envolvente en todos los sentidos. La llamaron priprioca, "la casa de Piripiri". El pájaro Supi enseñó a las mujeres a usar aquel perfume para encandilar el corazón de los hombres. Desde entonces, solo las mujeres conocían el secreto de su fabricación. La fragancia es muy original, fresca, especiada y amaderada.

Sombrero de copa con olor a perfume misterioso. Ecos de Pessoa y Süskind. He empezado a fantasear. He pensado en un fado interpretado por Camané, con letra de la lisboeta Aldina Duarte, la "fadista de los sentidos", antigua esposa de éste. Recojo la letra en portugués, la versión interpretada por Tiago Simões (única que he encontrado por ahí) y mi traducción.

P.S. Mi abuelo murió de un ataque al corazón, pero no se esfumó ni se convirtió en raíz, creo. Soy culpable. No le he hablado a mi abuela de la fantasía que me han inspirado el chapéu y el perfume de priprioca.
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MEMÓRIAS DE UM CHAPÉU
(Composição: Aldina Duarte)

Quisera então saber toda a verdade
De um chapéu na rua encontrado
Trazendo a esse dia uma saudade
D´algum segredo antigo e apagado
Sentado junto à porta desse encontro
Ficando sem saber a quem falar
Parado sem saber qual era o ponto
Em que devia então eu começar

Parada na varanda estava ela a meditar
Quem sabe se na chuva, no sol, no vento ou mar
E eu ali parado perdi-me a delirar
Se aquela beleza era meu segredo a desvendar
Porém apagou-se a incerteza
Eram traços de beleza os seus olhos a brilhar
E vendo que outro olhar em frente havia
Só não via quem não queria da paixão ouvir falar

Um dia entre a memória e o esquecimento
Colhi aquele chapéu envelhecido
Soltei o pó antigo entregue ao vento
Lembrando aquele sorriso prometido
As abas tinham vincos mal traçados
Marcados pelas penas ressequidas
As curvas eram restos enfeitados
De um corte de paixões então vividas




MEMORIAS DE UN SOMBRERO
(Traducción: Susana R. Verano)

Quisiera entonces saber toda la verdad
de un sombrero en la calle encontrado,
llevando a ese día una nostalgia
de algún secreto antiguo y apagado.

Sentado junto a la puerta de ese encuentro,
pasmado sin saber con quién hablar,
parado sin saber cuál era el punto
en que debía luego comenzar.

De pie junto a la baranda ella parecía meditar,
quién sabe si sobre la lluvia, el sol, el viento o el mar.
Y yo allí parado me puse a delirar
sobre si aquella belleza era mi secreto a desvelar.

Sin embargo, se apagó la incertidumbre,
eran trazos de belleza sus ojos al brillar.
Y observando que otro mirar enfrente había,
sencillamente vi que de la pasión no quería oír hablar.

Un día, entre la memoria y el olvido,
cogí aquel sombrero envejecido,
dejé que el polvo antiguo se entregara al viento,
recordando aquella sonrisa prometida.

Las alas tenían pliegues mal trazados,
marcados por las penas resecadas.
Las curvas eran restos adornados
con un corte de pasiones ya vividas.
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Fred Astaire (a quien mi abuelo se parecía bastante en su juventud) y su sombrero de copa. Debajo, perfume y raíz de priprioca. 
Fuentes: La Ruta - "Fred Astaire" y perfume na pele -
"Natura Ekos: Perfume do Brasil Priprioca"
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"Lo que nosotros vemos de las cosas son las cosas." 
"El único misterio es que exista quien piense en el misterio." 
(Fernando Pessoa, El guardador de rebaños)
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1 comentario:

Eva dijo...

Vaya con el sombrero de tu abuelo y el perfume de priprica. A saber qué has imaginado, que tienes más peligro que Eduardo Manostijeras con un colchón de agua. Qué bellá historia, qué hermoso el fado y que bonito todo cuando lo cuentas tú. Muchos besos, Susana.