domingo, 23 de enero de 2011

EJEMPLO DE CONSPIRACIÓN

conspiración
Estrictamente, no se trata de una novela histórica. Pero como si lo fuera. Fundamentalmente historia de... todos, historia de... hoy. Supongamos que, metafóricamente, César es la democracia. ¿Quién es Bruto? ¿Y Servilia? ¿Y Roma?... Fácil, ¿no?

LVII. De Servilia, desde Roma, a su hijo Marco Junio Bruto (8 de agosto, 46 a.C.).

.....(...) El hombre contra quien hoy se vuelca todo el furor de Roma no es enemigo chico. El hombre que hoy sojuzga a Roma es grande en todo, y más que en todo es grande en el error. El asesino ha de ser de igual talla que el asesinado, o Roma será esclava dos veces. Solo un romano existe que lo iguale en altura, y todos los ojos están puestos en ti. La mano que lo derribe ha de ser tan desapasionada como la justicia. La misión del tiranicida es sagrada y la recuerdan con gratitud las generaciones por nacer.
.....Ven y míralo. Ríndele el honor que le es debido. Contémplalo como un hijo ilustre mira a su padre ilustre, y con el golpe no ya de un hombre solo, sino de diez mil hombres, derríbalo. (...).

LVII-A. De Bruto a Servilia (devolviéndole su carta).

.....Esta carta es tuya. El hecho de haberla yo leído no la hace mía.
.....Las palabras con que me incitas a asesinar a un amigo y a un bienhechor son suficientemente claras. Pero no lo son tanto aquellas en que invocas mi parentesco con él.
.....(...) He perdido, pues, por dos razones parte del respeto que estaría obligado a tenerte.

LVIII. De César, desde Roma, a Bruto, en Marsella (17 de agosto, 46 a.C.).

.....No necesito decirte con cuánta satisfacción he recibido informes de diversas fuentes sobre la forma ejemplar en que has desempeñado tus elevadas funciones. (...).
.....Vuelve, mi querido joven, a la patria, que cada día exige de ti nuevos trabajos.
.....(...) Es mi deseo que sirvas como protector. Nombraré al mismo tiempo a tu cuñado (Casio) para que colabore contigo. Pero a ti quiero nombrarte Pretor de la Ciudad, porque es este entre los dos cargos el más difícil, el más expuesto a los ojos del público y el más próximo a mí.
.....(...) Día por día echo de ver que mi vida puede interrumpirse bruscamente. (...) Hay muchas horas del día en las que un asesino no hallaría ninguna dificultad para eliminarme. La idea de tales riesgos me ha obligado a considerar el asunto de mi sucesión. No dejaré hijos al morir, y aunque los dejase, no creo que el gobierno deba transmitirse por herencia. El gobierno corresponde por derecho a quienes aman el bien público y están perfectamente dotados y adiestrados para administrarlo. Tú posees, a mi juicio, ese amor y esas aptitudes, en cuanto al adiestramiento, he estado ya en condiciones de asegurártelo. De ti depende aceptar o rechazar el comando supremo. (...).

LVIII-A. De Bruto a César (a vuelta de correo).

.....Agradezco tu elogio. Agradezco igualmente la ayuda que me dispensaste mientras duraron mis funciones. Acepto el Pretoriado de la Ciudad y espero desempeñarlo de modo que mantenga la buena opinión que te llevó a concedérmelo.
.....No puedo, en cambio, aceptar la misión ulterior que me señalas. Las razones de mi negativa están contenidas en tu carta. (...) Mis restantes motivos para rechazar el cargo que me ofreces son de carácter personal. (...).

Extracto de las Vidas de los Césares, de Suetonio. Libro I. (Escrito probablemente unos 65 años más tarde).

.....Cuando César se sentó, los conspiradores se apretujaron en torno de él y Tulio Cimber, que se había puesto a la cabeza de ellos, se acercó como para hacerle una pregunta. Como César, con un ademán, tratase de mantenerlo a distancia, Cimber lo asió de la toga por ambos hombros, y al exclamar aquel: '¡Pero esto es violencia!', uno de los Casca, que estaba de pie a su lado, le hundió la daga por debajo de la garganta. César cogió el brazo de Casca y le clavó su cálamo, pero cuando trató de incorporarse fue detenido por otra puñalada. Al verse rodeado por todas partes se envolvió la cabeza en la túnica, recogiendo al mismo tiempo los pliegues con la mano izquierda alrededor de sus pies para que la parte inferior de su cuerpo quedase decorosamente cubierta en su caída.

.....Así lo apuñalaron veintitrés veces. Él no pronunció palabra, y solo se le oyó murmurar ante el primer golpe, aunque ciertos autores han sostenido que, cuando Marco Bruto se le arrojó encima, exclamó en griego: '¡Tú también, hijo mío!'.
.....Todos los conspiradores se retiraron dejándolo tendido en el suelo, muerto. (...).
.....Antítenes, el médico, declaró que de todas las heridas solamente la segunda, en el pecho, habría resultado mortal.

[Thornton Wilder. Los idus de marzo (The Ides of March). 1948. Traducción de Mª Antonia Oyuela. Madrid: Alianza Emecé, 1994.]
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Los idus de marzo (Thornton Wilder, 1948).
Traducción de Mª Antonia Oyuela.
Madrid: Alianza Emecé, 1994.


"La democracia no es más que un poder arbitrario constitucional que ha sustituído a otro poder arbitrario constitucional."
(Pierre Joseph Proudhon)

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