viernes, 29 de enero de 2010

EL ORDEN MUNDIAL Y EL DERECHO DE SOÑAR (Eduardo Galeano)


¿Que por qué Eduardo Galeano es imprescindible? Porque dice la verdad, porque tiene conciencia y persigue mover conciencias y porque es sanamente irónico, te hace reír y te educa. Por ejemplo: "Diccionario del Nuevo Orden Mundial". Se trata de un artículo escrito en 1992 con motivo del 500 aniversario del descubrimiento de América, del establecimiento de un Nuevo Orden Mundial. Hace ya 18 años del artículo, pero, como se puede comprobar, todas las definiciones permanecen vigentes:

Apartheid. Sistema original de Africa del Sur, destinado a evitar que los negros invadan su propio país. El Nuevo Orden lo aplica, democráticamente, contra todos los pobres del mundo, sea cual fuera su color.

Comercio, libertad de. Droga estupefaciente prohibida en los países ricos, que los países ricos venden a los países pobres.

Creación. Delito cada vez menos frecuente.

Cultura universal. Televisión.

Deuda externa. Compromiso que cada latinoamericano contrae al nacer, por la módica suma de 2.000 dólares, para financiar el garrote con el que será golpeado.

Guerra. Castigo que se aplica a los países del Sur cuando pretenden elevar los precios de sus productos de exportación. El más reciente escarmiento fue exitosamente practicado contra Irak.

Guerra Fría. Ya era. Se necesitan nuevos enemigos. Interesados dirigirse al Pentágono, Washington DC, o a la comisaría de su barrio.

Historia. El 12 de octubre de 1992 el Nuevo Orden Mundial cumplió 500 años.

Ideologías, muerte de las. Expresión que comprueba la definitiva extinción de las ideas molestas y de las ideas en general.

Intercambio. Mecanismo que permite a los países pobres pagar cuando compran y cuando venden también.

Mercado. Lugar donde se fija el precio de la gente y otras mercancías.

Mundo. Lugar peligroso «A pesar de la desaparición de la amenaza soviética, el mundo continúa siendo un lugar peligroso.» (George Bush, mensaje anual al Congreso, 1991.)

Mundo, mapa del. Un mar de dos orillas. Al Norte, pocos con mucho. Al Sur, muchos con poco. El este que ha logrado dejar de ser Este, quiere ser Norte, pero a la entrada del Paraíso un cartel dice: Completo.

Naturaleza. Los arqueólogos han localizado ciertos vestigios.

Orden. El mundo gasta seis veces más fondos públicos en investigación militar que en investigación médica. (Organización Mundial de la Salud,datos de 1991.)

Poder. Relación del Norte con el Sur. Dícese también de la actividad que en el Sur ejerce la gente del Sur que vive y gasta y piensa como si fuera del Norte.

Riqueza. Según los ricos, no produce la felicidad. Según los pobres, produce algo bastante parecido. Pero los estadistas indican que los ricos son ricos porque son pocos, y la fuerzas armadas y la policía se ocupan de aclarar cualquier posible confusión al respecto.

Veneno. Sustancia que actualmente predomina en el aire, el agua, la tierra y el alma.

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(Eduardo Galeano, Ser como ellos y otros artículos. Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores, 1992.) 
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Descargar obras diversas del autor: aquí y aquí.
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... Y el derecho de soñar...
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"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar."
(Eduardo Galeano)
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martes, 26 de enero de 2010

HERMENÉUTICA DE UNA FLECHA

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LA FLECHA

..........No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
..........No capturar ninguna presa
..........No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo ..........la trayectoria ..........el impulso
..........el tramo de aire recorrido en su ascenso
..........la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
..........en la extensión de la nada
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La flecha nunca llegará a su destino, es el aleph de Borges. Es incapaz de seguir la línea recta, como el poema, cuyos versos flotan en el aire, imitándola. Por eso está condenada al eterno devenir. Flecha errante, vagabunda, igual que las palabras y los vacíos que la versifican.

La flecha es el flâneur de Walter Benjamin (recuerdos de Baudelaire), un caminante que pasea por la ciudad solamente por el placer de perderse entre las calles, los cafés y los pasajes de las ciudades modernas. Es un vagabundeo intencional que no tiene un tiempo de llegada y, aún menos, un punto fijado donde concluya su jornada.

Frente a la meta como exclusividad inhumana y fría, la humanidad y la belleza del recorrido; frente a ese éxito espúreo por el que todos babean y que nunca les hará realmente felices, el placer y el disfrute del "simple" peregrinar; y frente a la fealdad del materialismo, la estética del camino como teleología.

Es una oda a la libertad y al individualismo desprovisto de egoísmo. Y también es una oda a la creatividad desde la nada. Es el sueño del ser humano libre y desprejuiciado, dispuesto a dar a luz belleza en un mundo que camina en otra dirección.

El arquero que dispara esa flecha desea, por encima de todo, que triunfe el acto poético, la individualidad libre de ataduras, la creación desde la nada. Que cada cual siga su trayectoria sin dar explicaciones de ella a nadie. Que el individuo desoiga los mandatos y convencionalismos de la sociedad en que vive, que le oprime y le esclaviza, impidiéndole ser él mismo. Que expresemos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos en libertad y sin temor a los demás, sin temor a nada.

Así comienza la verdadera creación. ¡Viva el acto poético libre!

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"José Emilio Pacheco", ilustración de Juan Vida.
Fuente:
La Estafeta del Viento
"Los poemas en prosa de José Emilio Pacheco"
 
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"He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada."
(Gabriel García Márquez) 

lunes, 25 de enero de 2010

"LA CAJA DE MÚSICA" O LA MAGIA DE LAS PALABRAS (G. MARTÍN GARZO)

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Hace unos tres años, me encontraba yo en una cafetería de Valladolid, ocupando el tiempo que me separaba de una entrevista de trabajo. Saboreaba un café que recuerdo delicioso mientras leía un artículo de El País. Y, justo entonces, me enamoré... del autor de ese artículo, hasta ese momento casi un desconocido para mí. Casualmente (¿o no?), un escritor de Valladolid, que tantos autores grandes nos ha regalado. Desde entonces le frecuento, ya sea de noche o de día.

Hablaba el artículo sobre la magia del lenguaje, de las palabras, de su sonido, de sus significados, de su vida propia, de los mundos y de los recuerdos que evocan y de cómo nos construimos como seres humanos a través de ellas, dándoles vida y muerte, viviendo y muriendo con ellas.

El lenguaje no es simplemente un instrumento de comunicación. Es mucho más. Las palabras están vivas, cargadas de historia, recuerdos y sentimientos. Realmente somos las palabras que escuchamos, leemos y pronunciamos. También las que no decimos pero quisiéramos decir. Por eso es un sacrilegio no prestarles atención, menospreciarlas, relegarlas a un segundo plano o simplemente al plano de la comunicación vacía o superficial. Algo que ocurre con demasiada frecuencia.
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Porque adoro las palabras escritas con sentido y belleza, y para que también os enamoréis, quiero compartir con vosotros estas palabras mágicas de Gustavo Martín Garzo:

El abrazo de las palabras
Fuente:
Tinta Derramada - "Anónimo"
LA CAJA DE MÚSICA
Por Gustavo Martín Garzo (El País, 04/02/2007)
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Poco antes de morir, en una entrevista para televisión, una periodista le preguntó a María Zambrano por las cosas que le hubiera gustado ser de pequeña. María Zambrano apenas necesitó pensar su respuesta: una cajita de música, un centinela y un caballero templario. El centinela y el caballero tenían que ver con su gusto por la filosofía, que era desvelo, estado de alerta, anhelo de conocer; la caja de música, con su amor a la poesía, que era misterio, atrevimiento, vocación nupcial. María Zambrano hablaba como el que se inclina sobre un arroyo de aguas claras que no dejan de renovarse y espera recibir de ellas algo desconocido. Por eso quería que, más allá de sus significados concretos, las palabras fueran canto, misterio, lo que tiene el poder de hechizar, como lo hace una pequeña caja que al abrirse nos entrega su música. 

No estoy pensando en ese canto con que druidas, chamanes o hechiceros, en los claros del bosque, trataban de conjurar los males del mundo, sino en simples mujeres hablando. Mujeres que se inclinan sobre las cunas de sus recién nacidos y, locas de felicidad, hablan para ellos. Eso es el lenguaje, un don de la madre. Es así como los niños aprenden a hablar, escuchando a sus madres. Lo hacen desde antes de poder entenderlas, cuando siendo todavía muy pequeños escucharlas no debe de ser muy distinto para ellos a lo que es para nosotros sorprender el canto de los pájaros. Paseamos junto a una arboleda y al escuchar el tamborileo del picapinos, la melodiosa cháchara de las currucas o el canto aflautado del mirlo, nos detenemos a escuchar. Y así es como los niños recién nacidos se comportan ante el parloteo de sus madres. Las sienten entrar en la habitación y antes de ver el milagro de su rostro flotando sobre la cuna se disponen a escuchar lo que vienen a decirles. Eso es para ellos la palabra humana, el lugar donde el rostro de su madre va a aparecer. Pero hay una diferencia entre el niño y el paseante distraído del que antes hablé. El paseante sorprende el canto del pájaro como intruso, alguien que viniendo de fuera se detiene un momento en un mundo que no siendo el suyo enseguida tendrá que abandonar; mientras que el niño sabe desde muy temprano que las palabras que escucha le están destinadas. Sería como un pájaro que cantara sólo para él, que se colara por la ventana y al verle esperando en su cuna empezara con sus trinos. Así es la madre para su niño, un pájaro que está loco de amor. "Canto porque tú estás a mi lado", le dice. Ése es el milagro de la palabra, que sólo nos busca a nosotros. Y eso es lo que siente el niño, que ese sonido mágico sólo se produce porque él está allí, que es un elemento más de esa relación misteriosa que tiene con su madre. Y es en el seno de esa relación como el niño va descubriendo que las palabras también dicen cosas, tienen un sentido. Entonces escucha a su madre decirle: "Si quieres que seamos felices, tienes que hacer lo que te pida". El lenguaje que antes fue canto, es ahora petición, responsabilidad, búsqueda de un espacio que compartir con los otros. Tener una casa en la noche. Y si el niño acepta gustoso este cambio es porque, como en los grandes musicales del cine americano, todo esto su madre se lo pide cantando.

Nadie que haya escuchado ese canto puede olvidarlo nunca. Los escritores somos dados a señalar sin descanso las numerosas incorrecciones léxicas y sintácticas que se cometen al hablar, sabedores de que ese descuido con las palabras puede llegar a causar un daño irreparable en las almas de los que los incurren en ellos, pero esto no basta. Apollinaire dijo que la poesía era materia encantada. Y el lenguaje, incluso el más cotidiano y utilitario, nunca debe renunciar a esa dimensión poética. Hace unos días, Matilde Horne, la traductora al español de El Señor de los anillos, hablaba en este mismo periódico de su amor a las palabras y a su sonido. De su amor, por ejemplo, a la elle tartamuda de la palabra llovizna, o del escalofrío que sentía al escuchar la palabra muñón, un trozo de carne situado entre la vida y la muerte. Son esos poderes inesperarados que convocamos al hablar los que hacen que nuestra lengua se transforme en esa materia encantada de la que habló Apollinaire.

Recuerdo que el primer muerto de mi vida fue un niño de meses. Estábamos en el pueblo y aquel niño era el hijo de nuestra vecina. Eran muy pobres y le habían puesto sobre la mesa de la cocina rodeado de cirios, vestido con el mismo faldón con que le habían bautizado. Estaba muy guapo y todas las mujeres lloraban a su alrededor. Por la tarde se lo llevaron en una caja blanca que cargaron otros niños del pueblo. Parecía la escena de un juego, y una de nuestras vecinas se volvió hacia mi madre y, mientras el cortejo se alejaba, le dijo resignada entre lágrimas: Angelitos al cielo y ropa al baúl. No he olvidado esa frase, que combinaba con castellano pragmatismo el misterio y el dolor de lo sucedido con la necesidad de tener que seguir adelante en aquel mundo de escasez. Los niños muertos regresaban al vasto mundo de lo increado y sus ropas se quedaban en el mundo para arropar a los que iban a nacer. A eso llamo una lengua que canta. Nuestro idioma está lleno de frases así. Perder la cabeza es ofuscarse; beber las palabras, escuchar con atención; arrastrar el ala, andar enamorado. Si decimos de alguien que no tiene corazón, estamos afirmando que se trata de una persona cruel o insensible que sólo se preocupa de sí mismo, y cuando afirmamos que el alma se nos va detrás de algo sólo estamos asegurando que lo deseamos con todas nuestras fuerzas. En todas esas frases late la nostalgia de esa cajita de música de la que habló María Zambrano. Recuerdan las voces de las madres, las cosas que le dicen al oído al niño que tienen que cuidar. Es el parloteo dulce del amor y del juego. Y nosotros temblamos al escucharlo porque, como escribió Canetti, "en los juegos verbales desaparece la muerte". Ese juego es el que funda nuestra lengua y nuestra necesidad de hablar.

Una vez escuché a Mario Camus esta historia. Acababa de presentar en Cannes su película Los santos inocentes cuando en un restaurante parisino descubrió a Dick Bogarde unas mesas más allá de la suya. Dick Bogarde había sido el presidente del jurado y defendió con vehemencia la candidatura de Los santos inocentes para la Palma de Oro. El premio fue a parar a otra película, pero Mario Camus no quiso dejar pasar la ocasión de agradecérselo, y le escribió una pequeña nota, que le hizo llegar a través del camarero. Y Dick Bogarde, tras leerla, le respondió con una sonrisa. Luego, al terminar de comer, se despidió con un discreto gesto desde la puerta. Sin embargo, apenas habían pasado unos minutos cuando uno de los camareros se acercó a Mario Camus con una nota del actor. Sólo tenía escritas dos palabras: Milana bonita. Nadie que haya leído la hermosa novela de Delibes podrá olvidar esa frase con que el inocente Azarías se refería a su grajilla. La grajilla que volaba a su hombro cuando él la llamaba para darle de comer. Y era esa frase la que Dick Bogarde no había podido olvidar. No es extraño. Su mundo sonoro es el mundo de las madres hablando a sus niños. Milana bonita, milana bonita, así suenan sus frases llenas de bondad. Nadie sabe más del amor que los niños, por eso quieren no sólo que sus madres les hablen sino que les digan siempre las mismas cosas, como esas cajitas de música que al abrirse repiten una y otra vez la misma canción encantada. Ése debería ser nuestro compromiso con la lengua que hablamos. Hacerla vivir, respirar por ella, lograr que sus palabras conserven la memoria de ese canto que fueron alguna vez.
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María Zambrano
Fuente:
El Ojo Crítico
"
En El camino...encontramos Una Sombra LLameante"


"No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras."
(Juan Luis Vives)
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"Sólo valen las palabras. El resto es charlatanería."
(Eugene Ionesco)
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jueves, 21 de enero de 2010

LA BELLEZA COMO CATARSIS

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Decía Alejandro Casona que la belleza es la otra forma de la verdad. Y Platón que, en realidad, la belleza es el esplendor de la verdad. Por eso no necesita explicación. 

En un mundo apresurado, que divaga a la velocidad de la luz, que idolatra lo superfluo, la frivolidad, la belleza externa que dictan los cánones de cada época,... uno debería realizar, al menos de cuando en cuando, un verdadero ejercicio catártico, un ejercicio de honestidad, purificar el alma, buscar la verdadera belleza e inundarse de ella. Porque buscar la belleza es buscar la felicidad.

Etimológicamente, Catarsis (Κάθαρσις) significa purga, purificación. En la antigua Grecia se realizaban constantes rituales para purificar a las personas y a las cosas que se creía afectadas de impurezas. En su Poética, Aristóteles adjudicaba al teatro y a otros espectáculos un papel fundamental para este fin: contemplar la tragedia para purificarse del terror, para aprender a experimentar sensaciones como la compasión y desarrollar la capacidad de empatía. 

La tragedia griega era la representación bella de un mundo brutal, despiadado, horrible, gobernado por la guerra, la enfermedad, los miedos, la soledad, la tristeza... Contemplar la representación bella de ese mundo purificaba el alma de los griegos, les invitaba a apiadarse de él, a sentirse parte de él y a luchar por él. El comienzo de la búsqueda de la felicidad está en las profundidades, en la oscuridad, en la tristeza, en el sufrimiento.

Por eso cada cual debería realizar su catarsis con más frecuencia. No solo por las razones apuntadas para los griegos, que ya son más que suficientes, sino por una simple cuestión de búsqueda de placer y verdad frente al dolor y la frivolidad. Por eso hay que jugar a ser griegos y, de repente, o no tan de repente, dejarlo todo, detenerse y observar de verdad las cosas, a las personas, escuchar. Ni siquiera hablar, porque hablar no deja de ser un acto invasivo, aunque nuestros propósitos sean buenos, aunque pronunciemos palabras de amor. Sencillamente detenerse, observar y escuchar. "Solo" eso. De esa forma podemos encontrar la auténtica belleza. De esa forma podemos lograr momentos de felicidad, incluso en la tristeza.

"Edipo y la Esfinge", dibujo de un vaso griego 
(inspirado en Edipo Rey, de Sófocles, s. V a.C.). 
Fuente: Instituto Español "Cañada Blanch" 
"Edipo Rey, Sófocles" 

Mi adorado Carlos Fuentes escribió una rareza maravillosa llamada En esto creo. Es una especie de diccionario personal, vital, que hago mío. En este caso os dejo lo más importante de su definición de "Belleza", que es extraordinaria. Por supuesto, os recomiendo la lectura de toda la obra. 
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BELLEZA
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"Sócrates se sabía feo y rogaba por «la belleza interna». Creo que no hay disposición más certera para juzgar «lo bello» que ésta: pedirle al cuerpo que sea guía hacia el alma y, al alma, que nos permita entender la posible armonía entre cuerpo y espíritu. Implícita en nuestra vida está la cuestión de cómo se relacionan el alma y el cuerpo. ¿Son inseparables, sólo los divide la neurosis o la muerte, sobrevive el alma al cuerpo o mueren, abrazados, la una con el otro?

Lo feo es el cuerpo sin forma. El artista trata de reunir todo lo disperso. No importa el tema, dolor, muerte, nacimiento, revolución, poder, orgullo, vanidad, sueño, memoria, voluntad, no importa qué cosa anime al cuerpo con tal de darle forma y entonces deja de ser feo y Sócrates tiene razón. La belleza sólo le pertenece al que la entiende, no al que la tiene. La belleza no es más que la verdad de cada uno de nosotros.

La verdad y la belleza de los cuerpos pero también de los juegos, de los sueños, de la solidaridad, de la atención que le ponemos a las cosas y a los seres, de la comida y la bebida, del poema y del canto, de la memoria y de la imaginación, la belleza de la naturaleza, de la muerte y del misterio del día y de la noche.

En Los años con Laura Díaz, pongo estas palabras en boca de una Frida Kahlo imaginaria, herida y sangrante en una cama de hospital:

Puedes mirarme sin pudor... decir que me veo horrible, que no te atreves a mostrarme el espejo, que a tus ojos hoy no soy bella, en este día y este lugar no soy bonita, y yo no te contesto con palabras, te pido en cambio unos colores y un papel y convierto el horror de mi cuerpo herido y mi sangre derramada en mi verdad y mi belleza, porque sabes, amiga mía de verdad, de verdad mi cuata mía a toda madre, ¿sabes?, conocernos a nosotros mismos nos vuelve hermosos porque identifica nuestros deseos. Cuando desea, una mujer siempre es bella...
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Frida Kahlo: "Sin esperanza" (1945).
Fuente: Flickr

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(...) Pobre sería el arte de la belleza visual si excluyese la prolongación de la mirada en lo táctil, lo auditivo, lo olfativo, lo «gostoso», como dicen los lusoparlantes. Y es que los seres humanos deseamos un placer infinito que abarque todos nuestros sentidos.

Pero no nos contentamos con ello. Deseamos siempre algo más, algo que quizás ni siquiera sepamos concebir, pero que nuestra imaginación y nuestros sentidos buscan, exigen, imaginan aunque ni siquiera lo conciban. «Oh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin crearlo.» Esta profunda intuición de José Gorostiza en el más grande poema mexicano del siglo XX, le da palabras al gran dilema de la residencia en la tierra: Desear una satisfacción infinita, pero que al mismo tiempo sea temporal, un aquí y un ahora.

La belleza entrega su cuerpo no para decirnos que nos contentemos con lo que el mundo nos da, no para limitar nuestro deseo y pedirnos una conformidad cualquiera, sino para hacernos el regalo de un cuerpo presente, un cuerpo aquí y ahora que no sacrifica, sin embargo, ninguna de sus posibilidades, ninguno de sus puede y ninguno de sus nunca. En el arte se encuentran, para quien sepa mirar, el ideal del cuerpo y su negación; la armonía del cuerpo con el alma pero también su posible desarmonía; la presencia del cuerpo pero también su inevitable ausencia; su placer pero también su dolor."
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Frida Kahlo: "Abrazo amoroso", 1949.
Fuente: La dimora del tempo sospeso
"Senza recidersi mai dal proprio mare – Iole TOINI"

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Y siempre Aute: La Belleza.


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"Que procedas del cielo o del infierno, qué importa,
¡Oh, Belleza! ¡Monstruo enorme, horroroso, ingenuo!
Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta
De un infinito que amo y jamás he conocido."
(Charles Baudelaire, Himno a la belleza)

"Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis
quitado todo el encanto a la vida."

(Jean-Jacques Rousseau) 

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martes, 19 de enero de 2010

LAS COMPARACIONES ODIOSAS DE LA ODIOSA IGLESIA

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Hace unos días, el nuevo obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla Aguirre, dijo lo siguiente en una entrevista que concedió a la Cadena Ser:

"Existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días, ¿no? (...) Nosotros nos lamentamos mucho de los pobres de Haití, (...) pero igual también deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida. Quizás es un mal más grande el que nosotros estamos padeciendo que el que esos inocentes también están sufriendo."

Cualquiera podría decir: bueno, solo es un obispo que ha metido la pata en una entrevista, donde trataba de impresionar con su discurso a una mayoría de oyentes de "izquierdas" en un medio de comunicación de "izquierdas". Pero no es así. No es una simple metedura de pata. La Iglesia piensa realmente eso.

Y escuchando "delicias" como estas de boca de los guías espirituales del catolicismo, una se pregunta cómo es posible que la gente todavía siga a estos farsantes, que acudan a las parroquias a escucharles, que en la declaración de la renta marquen la X en la casilla de la Iglesia...

"In Te Confido" Portada de la página
web de Monseñor Munilla, obispo de San Sebastián.

En una comparación odiosa, este representante de Dios en la Tierra relega a una posición secundaria la tragedia de Haití, otorgando preeminencia a nuestro abandono espiritual. Para él (y para la Iglesia) es más trágico no creer en Dios, no comulgar con Él y con los mandatos de la Iglesia, que las muertes y el desastre de los haitianos... O de una mujer que aborta, o de un hombre al que se le aplica la eutanasia, etc.

Como bien dice Juan Cruz en su artículo "Llora y se pone a llamar a Jesús": "La arrogancia de la Iglesia tiene estos rescoldos, estos representantes que esparcen falta de compasión y muestran este desdén por el dolor real, tangible, por la muerte de los seres humanos, en nombre de su arbitraria interpretación de lo que ellos consideran lo espiritual. Andan por la vida como si el catecismo fuera de acero, lo llevan en la mano para arrojarlo sobre las cabezas de los descreídos, y en nombre de su creencia ignorar el sufrimiento, porque no son capaces de padecer."

Esta no es sino una demostración más de lo que hay: la Iglesia y sus ministros viven al margen de la realidad. Son ciegos y sordos, pero desgraciadamente no son mudos. Aunque, pensándolo bien, lo cierto es que son igual de conscientes que los demás, y simplemente practican la hipocresía por las mismas razones de siempre. Su voz y su presencia solo sirven a sus propósitos: engañar para sobrevivir, para preservar su cuota de poder e influencia y esa vida opulenta que han mantenido desde su nacimiento y a lo largo de la historia. Lástima que tantos ignorantes escuchen y acepten sus mentiras. Lástima que los medios de comunicación les sigan prestando micrófonos y espacio para expresar sus estupideces y su inhumanidad.
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Solo tengo una cosa más que decir: que la Iglesia, sus ministros y sus predicamentos se vayan al infierno y nos dejen en paz.

Forges (El País, 07-01-2008)

"Aquellos que anuncian que luchan en favor de Dios son siempre los hombres menos pacíficos de la Tierra. Como creen percibir mensajes celestiales, tienen sordos los oídos para toda palabra de humanidad."
(Stefan Zweig)

sábado, 16 de enero de 2010

BUIKA: LA NEGRA QUE COPLEA, JAZZEA Y FLAMENQUEA

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Se llama Concha (como su adorada Piquer) y nació en Palma de Mallorca, España. Su apellido, su sangre y el color de su piel dicen que proviene de Guinea Ecuatorial. Su voz y su sentimiento gritan que es de donde le dé la gana, de todas partes. Es la última voz que me ha emocionado hasta llorar.

Me recuerda a Chavela, a Camarón, a Billie Holiday, a Janis Joplin y a Juana Bacallao, todos juntos. Jazz, flamenco, copla, bolero, son cubano, tango, corridos... Se deja llevar por lo que haga falta, fusionándolo todo de forma extraordinaria, espléndida, y rompiendo su voz con una intensidad y un apasionamiento absolutos. La verdad es que hace mucho que nadie me cautiva como ella: su voz, su música, su filosofía... Y por eso va a formar parte de mi blog.

La primera vez que escuché "Miénteme bien" quedé petrificada, me hizo llorar. Siempre me ocurre. Se ha convertido en mi canción favorita. Así que amenazo con no escuchar nada ni a nadie si suena esta maravilla de Buika. Se trata de una canción de mujer a mujer que escribió ella misma, dedicada a su amada. Y es perfecta.

En este sentido, me enloquece y estoy absolutamente de acuerdo con algo que dijo el director de cine Fernando Trueba en una conversación con Buika, en El País, hace tres años. Se trata de un comentario sobre la declarada bisexualidad de la cantante y su forma de expresarlo y de vivir el amor y la música. Hay que leer todo el artículo-conversación, no tiene desperdicio:

Cuando me pidieron que buscara a alguien con quien conversar me acordé de cómo comenzaste un concierto en Madrid: "Se lo quiero dedicar a las dos personas que más quiero en este mundo: mi marido y mi mujer". Me pareció grandioso. ¡Si hubiera tenido cohetes los habría disparado, y habría tocado el tambor! Me pareció de las cosas más hermosas que he escuchado. 

(Fernando Trueba)
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Acaba de publicar un disco en colaboración con Chucho Valdés, El último trago. ¿Qué voy a decir yo? Pues que es perfecto. Juzgad por vosotros mismos y me lo contáis.
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Vídeo: La falsa moneda.
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"La única dictadura que una persona debería soportar es la del latido propio."
"Artista no es el que canta o pinta, sino el que hace de su vida un arte"
(Concha Buika) 
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viernes, 15 de enero de 2010

SOBRE LA CATÁSTROFE DE HAITÍ

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Observas las noticias de la tele, con el corazón en la boca y el inevitable sufrimiento, y la imagen que más se repite es un interminable amasijo de escombros+cuerpos. Hace unos días ese amasijo eran edificios y seres humanos con vida, los más miserables de América, pero con vida.

Y una pregunta me asalta amarga e incesantemente: ¿Cuántos habrían muerto en Japón, en USA o en España? Me da vergüenza contestarme. La respuesta debería hacernos sentir vergüenza a todos, especialmente a nuestros gobernantes. Porque esta inmensa tragedia que todos atribuimos a un terremoto, a un fenómeno natural, tiene más de genocidio que de fenómeno natural. Sí, genocidio. Los haitianos, como otros 1.200 millones de habitantes de este planeta, "vivían" y "viven"... no dejados de la mano de Dios, porque Dios no existe, sino dejados de la mano de sus congéneres opulentos. Por eso esto ha sido más un genocidio que una catástrofe natural. Por eso siento vergüenza.
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¿De qué sirven ahora, hoy, los millones de dólares, euros, libras..., personas y materiales que se envían allí? El daño ya está hecho, se ha permitido. La conciencia, en forma de dinero, materiales y lamentos, llega muy tarde.
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"El Ge Ge Ge 20, mundo rico, mundo pobre" (juanrojo)
Fuente: Cadena Ser - "La pizarra de tizas"
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Mujer bajo los escombros en Haití, 14-01-2010 (Foto AFP, EFE)
Fuente: Papantla en la noticia


"No soy libre si mi hermano se encuentra todavía encadenado a la pobreza"
(Barbara Ward)

lunes, 11 de enero de 2010

PANOPTISMO: UN MUNDO A LO BENTHAM

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En torno a escáneres desnudadores en aeropuertos y demás instalaciones públicas, cámaras de vigilancia en todas partes, vidas en microchips, tarjetas de todo, teléfonos móviles... y otros instrumentos panópticos; y en plena relectura de Foucault... 

En 1791, el jurista y filósofo inglés Jeremy Bentham diseñó, por encargo de Jorje III, un modelo de prisión, el Panopticon. El término es etimológicamente griego y viene a significar observar (-opticon) a todos (pan-). Y esa era la idea, vigilar a los prisioneros desde un punto, con la ventaja de no ser visto por los vigilados, que no sabrían si están siendo observados o no. Se trataba de un edificio circular, anular, dividido en celdas y con una torre de vigilancia en el centro (ver fotos). Cada celda contaría con dos ventanas: una exterior para la entrada de la luz y otra interior que permitiría la vigilancia desde la torre. Los presos permanecerían aislados unos de otros por paredes y serían observados por el vigilante de la torre, oculto en su interior tras persianas venecianas y ayudado de conexiones laberínticas que evitarían ruidos o destellos de luz que delataran su presencia.

Diseño del Panóptico de Bentham
Fuente: Wikipedia - "Panóptico"

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Presidio Modelo, Cuba, construida en los años 20 (foto de 2005)
Fuente: Panopticam FS
 
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Se trataba de una nueva tecnología arquitectónica de observación susceptible de trascender al ejército, a la educación, a las fábricas, a la vía pública y, por qué no, al hogar de cada individuo. Decía Bentham que se antojaba necesaria una mirada vigilante y que, cada uno, al sentirla pesar sobre sí, terminaría por interiorizarla con el fin de aprender a vigilarse a sí mismo y de evitar con ello los delitos, el mal. Vigilar educativamente a todos los individuos para evitar males mayores. ¿Os suena? Aunque se criticó mucho ese modelo de control, la mayoría de cárceles, fábricas, escuelas y otros edificios públicos y privados comenzaron a construirse teniendo en cuenta estas ideas.

Todo ello fue diseccionado, analizado y criticado por el siempre necesario Michel Foucault en Vigilar y castigar, una lectura imprescindible. Foucault establecía comparaciones entre la sociedad actual (Vigilar y castigar es de 1975, pero permanece vigente) y los Panópticos de Bentham: un Hermano Mayor orwelliano que vigila a los prisioneros sin ser visto. Dice que, mediante la "óptica de la vigilancia", la sociedad actual ejercita sus sistemas de control de "poder-conocimiento" (los dos términos los utiliza como uno). Asegura que en todos los ámbitos sociales se da la circunstancia de la vigilancia y la idea de "prisión continua": carceleros, policías, trabajadores sociales, maestros... hasta en el trabajo diario de cada uno y en la vida cotidiana. Deliberadamente o no, estamos vigilados y nos vigilamos unos a otros. Es una estrategia del Estado, que persigue una "normalización" generalizada mediante el control de todos los individuos. 

Nikolaus H. Julius estaba en lo cierto, al contrario de lo que puede parecer, realmente no somos una civilización del espectáculo, sino una civilización de individuos privados controlados y vigilados obsesivamente por el Estado:
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"La Antigüedad había sido una civilización del espectáculo. "Hacer accesible a una multitud de hombres la inspección de un pequeño número de objetos": a este problema respondía la arquitectura de los templos, de los teatros y de los circos. Con el espectáculo predominaban la vida pública, la intensidad de las fiestas, la proximidad sensual. En estos rituales en los que corría la sangre, la sociedad recobraba vigor y formaba por un instante como un gran cuerpo único. La edad moderna plantea el problema inverso: "Procurar a un pequeño número, o incluso a uno solo la visión instantánea de una gran multitud." En una sociedad donde los elementos principales no son ya la comunidad y la vida pública, sino los individuos privados de una parte, y el Estado de la otra, las relaciones no pueden regularse sino en una forma exactamente inversa del espectáculo: "Al tiempo moderno, a la influencia siempre creciente del Estado, a su intervención cada día más profunda en todos los detalles y todas las relaciones de la vida social, le estaba reservado aumentar y perfeccionar sus garantías, utilizando y dirigiendo hacia este gran fin la construcción y la distribución de edificios destinados a vigilar al mismo tiempo a una gran multitud de hombres."

(Michel Foucault, Vigilar y castigar, citando a N.H. Julius y su Lecciones sobre las prisiones).
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En conclusión:

"Julius leía como un proceso histórico consumado lo que Bentham había descrito como un programa técnico. Nuestra sociedad no es la del espectáculo, sino de la vigilancia; bajo la superficie de las imágenes, se llega a los cuerpos en profundidad; detrás de la gran abstracción del cambio, se persigue el adiestramiento minucioso y concreto de las fuerzas útiles; los circuitos de la comunicación son los soportes de una acumulación y de una centralización del saber; el juego de los signos define los anclajes del poder; la hermosa totalidad del individuo no está amputada, reprimida, alterada por nuestro orden social, sino que el individuo se halla en él cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda una táctica de las fuerzas y de los cuerpos. Somos mucho menos griegos de lo que creemos. No estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena, sino en la máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos, ya que somos uno de sus engranajes."
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(Michel Foucault, Vigilar y castigar).

Postal de "1984", de George Orwell
Fuente: Revista Amauta - "Welcome To Orwell's World (2010)"

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"La guerra es paz,
la ignorancia es fuerza,
la libertad es esclavitud"
(George Orwell, 1984)

miércoles, 6 de enero de 2010

LA INSURRECCIÓN DE LAS CONCIENCIAS LIBRES: UNA UTOPÍA DE SARAMAGO

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Un deseo personal para el nuevo año, aunque sé que no va a cumplirse. Lo expreso de la mano de este párrafo demoledor y cargado de razón de Saramago. Lo incluyo aquí y ahora por ninguna razón en particular y por todas en general.

Una cuestión formal primero. O no tan formal. De nuevo, me da por pensar que es verdad: los puntos y aparte no existen realmente. Por eso el portugués no los utiliza. Son una metáfora de nuestra existencia. Nos los inventamos, como hicimos con Dios, sólo para cambiar de tema cuando nos apetece (aunque el tema siga estando ahí, en alguna parte) y para engañarnos a nosotros mismos con una extraña dictadura del orden y la esperanza. Orden y esperanza que en realidad tampoco existen, frente al caos, porque somos incapaces de ordenarnos libre y adecuadamente sin dioses, políticos y dictaduras (aka democracias actuales); y la esperanza no sirve de nada si carece de cimientos, como un adecuado sentido de la moral y de la justicia y el compromiso inquebrantable e indefinido con ellas.

De la misma manera que somos incapaces, y ya entro en el texto de Saramago, de ser honestos, solidarios y justos. Aunque... ¿cuánto hay de incapacidad (¿bienintencionada?) y cuánto de libre albedrío (sección maldad y derivados) en todo lo dicho?

Por cierto, la última pregunta de Saramago en este artículo creo que es bastante retórica, aunque él no quiera confesarlo de forma explícita, porque sus penúltimas experiencias en torno al amor y la muerte han hecho que le aparezca cierto acné optimista en los últimos tiempos. No es grave. Le perdono. Siempre me parecerá moral y humanamente guapo. Pero, contestando a esa última pregunta del texto de si es posible todavía "una insurrección de las conciencias libres", más que imposible, yo diría que es altamente improbable. ¿Razones? No voy a repetir todo lo dicho. Que lo diga Saramago, que lo dice mejor:
insurrección
África 
(El cuaderno de Saramago)
conciencias
"En África, dijo alguien, los muertos son negros y las armas son blancas. Sería difícil encontrar una síntesis más perfecta de la sucesión de desastres que fue y sigue siendo, desde hace siglos, la existencia en el continente africano. El lugar del mundo donde se cree que la humanidad nació no era ciertamente el paraíso terrenal cuando los primeros “descubridores” europeos desembarcaron (al contrario de lo que dice el mito bíblico, Adán no fue expulsado del edén, simplemente nunca entró en él), pero con la llegada del hombre blanco se abrieron de par en par, para los negros, las puertas del infierno. Esas puerta siguen implacablemente abiertas, generaciones y generaciones de africanos han sido lanzadas a la hoguera ante la apenas disimulada indiferencia o la impúdica complicidad de la opinión pública mundial. Un millón de negros muertos por la guerra, por el hambre o por enfermedades que podrían haber sido curadas, pesará siempre menos en la balanza de cualquier país dominador y ocupará menos espacio en los noticiarios que las quince víctimas de un serial killer. Sabemos que el horror, en todas sus manifestaciones, las más crueles, las más atroces e infames, barre y asola todos los días, como una maldición, nuestro desgraciado planeta, pero África parece haberse convertido en su espacio preferido, en su laboratorio experimental, el lugar donde el horror se siente más a sus anchas para cometer ofensas que creíamos inconcebibles, como si los pueblos africanos hubiesen sido señalados al nacer con un destino de cobayas, sobre las que, por definición, todas las violencias serían permitidas, todas las torturas justificadas, todos los crímenes absueltos. Contra lo que ingenuamente muchos se obstinan en creer, no habrá un tribunal de Dios o de la Historia para juzgar las atrocidades cometidas por hombres sobre otros hombres. El futuro, siempre tan disponible para decretar esa modalidad de amnistía general que es el olvido disfrazado de perdón, también es hábil en homologar, tácita o explícitamente, cuando tal convenga a los nuevos arreglos económicos, militares o políticos, la impunidad de por vida a los autores directos e indirectos de las más monstruosas acciones contra la carne y el espíritu. Es un error entregarle al futuro el encargo de juzgar a los responsables del sufrimiento de las víctimas de ahora, porque ese futuro no dejará de hacer también sus víctimas e igualmente no resistirá la tentación de posponer para otro futuro aun más lejano el mirífico momento de la justicia universal en que muchos de nosotros fingimos creer como la manera más fácil, y también la más hipócrita, de eludir responsabilidades que solo a nosotros nos caben, a este presente que somos. Se puede comprender que alguien se disculpe alegando: “No lo sabia”, pero es inaceptable que digamos: “Prefiero no saberlo”. El funcionamiento del mundo dejó de ser el completo misterio que fue, las palancas del mal se encuentran a la vista de todos, para las manos que las manejan ya no hay guantes suficientes que les oculten las manchas de sangre. Debería por tanto ser fácil para cualquiera una elección entre el lado de la verdad y el lado de la mentira, entre el respeto humano y el desprecio por el otro, entre los que están por la vida y los que están contra ella. Desgraciadamente las cosas no siempre suceden así. El egoísmo personal, la comodidad, la falta de generosidad, las pequeñas cobardías de lo cotidiano, todo esto contribuye para esa perniciosa forma de ceguera mental que consiste en estar en el mundo y no ver el mundo, o solo ver lo que, en cada momento, sea susceptible de servir a nuestros intereses. En tales casos solo podemos desear que la conciencia venga, nos tome por el brazo, nos sacuda y nos pregunte a quemarropa: '¿Adónde vas? ¿Qué haces? ¿Quién te crees que eres?'. Una insurrección de las conciencias libres es lo que necesitaríamos. ¿Será todavía posible?".
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"El G8 le devuelve algo a la madre África"
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Traducción de la caricatura (de izquierda a derecha): 

"Aquí tiene, señora. No se lo gaste todo de una vez...", "...¡Todos hemos contribuido!...", "...No es necesario que nos lo agradezca...", "...Nos encanta ayudar...", "...Mientras no lo malgaste...", "...Pero no lo convierta en un hábito, ¿vale?..."
Abajo: Príncipe de Mónaco: "¡Yo ya he puesto mi granito de arena por Africa!"
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martes, 5 de enero de 2010

O TOLO


Hoy he sabido de la muerte de un hombre que conocí en Galicia hace algunos años. Era ya anciano y, según me han dicho, le han encontrado sin vida en el Parque de la Alameda, en Santiago de Compostela, seguramente cerca de Valle-Inclán, entre la carballeira, los arces, los castaños de Indias, los cedros del Himalaya y la camelia florida. Como él quería. Lo sé porque me lo dijo. Y aunque no me lo hubiera dicho...

Le llamaban O Tolo ("El Loco"), porque hablaba solo -consigo mismo, decía él- y con los árboles, recitaba poesía y teatro en voz alta, contaba a los turistas y locales las historias que querían escuchar y las que desconocían por completo, sobre esos árboles, el parque, la ciudad... He de decir que tan sólo hablé una vez con él, media tarde, pero a mí me pareció una de las personas más cuerdas de cuantas he conocido. Una cordura que para los demás era locura. A lo mejor porque ni vivía, ni pensaba, ni hablaba como ellos.


Paseaba yo por el parque, sola, mochila en ristre cual Labordeta. Me encontraba de pie, observando un roble centenario, cuando de pronto escuché una voz ronca y anciana, más anciana -se me antojó- que el roble que observaba, la cual comenzó a narrarme calmada y minuciosamente la historia de aquel árbol. La escuché con atención y agrado (disfruto de estas sorpresas). Luego me di la vuelta y vi a un hombre bastante viejo y muy estropeado. No parecía exactamente un vagabundo, más bien un hombre con pocos recursos económicos o ningún interés por mostrarlos. Lucía una barba gris de varias semanas, sus ropas eran viejas, pero cuidadas, y olía a caramelos de menta.


Le permití, complacida, que me siguiera-guiara por el parque y que me contase lo que él deseara. Apenas le interrumpí, pues en cierto modo me parecía un sacrilegio. Desde el principio vi que era un hombre culto, muy culto, amable, desprendido, nada convencional... y destilaba una extraña combinación de tristeza y entusiasmo por la vida y por las historias que contaba. Me encantó. Y nada más dejarle, caminaba yo pensando que se trataba de una mixtura mágica y maravillosa de un trasgo, Gibran y Valle-Inclán.


Después de aquella tarde espléndida e inolvidable no volví a verle. Aunque la verdad es que le he recordado muchas veces, sobre todo cuando miro un árbol y me pregunto cuánto ha vivido, cuántas vidas ha visto pasar y cuántas historias han escuchado su tronco, sus ramas y sus hojas.

"Paseo de la Herradura", en el Parque de la Alameda. Al fondo,
perspectiva de la fachada del Obradoiro (Santiago de Compostela).
Fuente: Viajando tranquilamente por España
"De viaje por Galicia: Santiago de Compostela siempre sorprendente"
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O Tolo me ha recordado a El Loco de mi adorado Gibran Jalil Gibran, o viceversa, que nació un 6 de enero, cual regalo de Reyes Magos:
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Me preguntáis cómo me volví loco. Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que me habían robado todas mis máscaras. Sí, las siete máscaras que yo mismo me había confeccionado y que llevé en siete vidas distintas. Corrí sin máscara por las calles atestadas de gente, gritando:
-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas, llenas de espanto, corrieron a refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su casa, señalándome gritó:
-¡Miren! ¡Es un loco!
Alcé la cabeza para ver quién gritaba, y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro y mi alma se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!
Así fue que me convertí en un loco.
Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.



Escultura de Ramón Mª del Valle-Inclán en
el Parque de la Alameda (Santiago de Compostela).

Fuente: Parque Patricios Blog
"Ayuda para los forasteros: diga Ínclan, jamás Inclán"

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"Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo, menos la razón."
(Gilbert K. Chesterton)
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sábado, 2 de enero de 2010

SOCIEDAD IGUALITARIA


¡Sociedad Igualitaria existe! No, no he bebido. Tampoco he rebautizado la Utopía de Tomás Moro. Estoy hablando de un lugar real, localizable y localizado, tangible. Existe en México una localidad llamada Sociedad Igualitaria. Se encuentra en el municipio de Empalme, perteneciente al Estado de Sonora, al noroeste del país azteca. Está situada a 30 metros de altitud y cuenta con 3 habitantes.

Sociedad Igualitaria (Empalme, estado de Sonora, México)
Fuente: Google Maps
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La verdad es que conociendo un poco el México actual esto me olía a población ejidal. Y así es. Para la cultura novohispana, el ejido representaba (y representa) una porción de tierra común adyacente-perteneciente a una población determinada, "que no admitía labranza ni cultivo y que sólo servía para pastos, así como lugar de esparcimiento y otras actividades para la población". Se trataba y se trata, pues, de "tierras próximas al casco urbano, cuya extensión ha ido variando según la época".

("Núcleo de población ejidal". Diccionario Jurídico 2000, CD-ROM. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México.)

Y luego he encontrado esta sentencia en el Diario Oficial de la Federación (DOF), 28 de Septiembre 2000. En ella se permite la creación de un centro de población ejidal bajo las condiciones de la Ley Federal mexicana, que se denominará "Sociedad Igualitaria", a petición de los demandantes, y estará regido por tres campesinos de tres localidades próximas, para que lo exploten conjuntamente.  

Mi gozo en un pozo. No obstante, seguiré investigando.
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