domingo, 21 de febrero de 2010

BORGES COMO TERAPIA (IN)VOLUNTARIA

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Tras la tragedia, durante el encierro, en plena asfixia, pensaba mucho en Borges. Por algún motivo, o sin motivo, o porque mi subconsciente campaba a sus anchas y noqueaba constantemente a la razón, fluían interminablemente como ríos El Aleph, los Seres Imaginarios, el Libro de Sueños, Historia de la Noche, El Hacedor, Ficciones... A veces me sorprendía a mí misma atrapada dentro de una surrealista mixtura mental de tristeza, culpa y recuerdos de la persona que más quería, con líneas de Borges. Me notaba moviendo los labios, musitando, o recitando en voz baja, o incluso en voz alta, fragmentos memorizados:
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"Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real. (...)

(...) El pensamiento más fugaz obedece a un dibujo invisible y puede coronar, o inaugurar, una forma secreta. Sé de quienes obraban el mal para que en los siglos futuros resultara el bien, o hubiera resultado en los ya pretéritos... Encarados así, todos nuestros actos son justos, pero también son indiferentes. No hay méritos morales o intelectuales. Homero compuso la Odisea; postulado un plazo infinito, con infinitas circunstancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea. Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres. Como Cornelio Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa manera de decir que no soy.

(...) La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen para los Inmortales. Homero y yo nos separamos en las puertas de Tánger; creo que no nos dijimos adiós."
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(J.L. Borges, "El Inmortal", El Aleph)
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Arte poética

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.


(J.L. Borges, El Hacedor)
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Jorge Luis Borges
Fuente: Espacios Arte - "¡Jorge Luis Borges!"

Trataba de concentrarme en esos y otros fragmentos, recordar el mayor número posible de ellos, analizar sus significados, añadirles los míos, imaginarlos mejores (casi imposible), escribir segundas partes... Todo con tal de apartar el resto de la mixtura durante algunos momentos. O con tal de, presuntuosa yo, convertir el sufrimiento en otra cosa, hallar la piedra filosofal, cual alquimista. O simplemente intentar explicármelo, con el fin de apaciguarlo y transformarlo en algo más llevadero. Ilusa. ¿O no?

Me doy cuenta de que fue una especie de terapia experimental, jamás planificada pero autoimpuesta, una catarsis inventada sobre la marcha. ¿O me sobrevino sin más? Al margen de mi voluntad. Como sobreviene el sueño. Porque ya he dicho que el gobernante fue mucho más el subconsciente.

Recuerdos de literatura como terapia: Borges catártico. Suena tan razonable como disparatado. Suena a ensayo. Pero siento que sí, que ha servido. Veremos si el tiempo lo confirma o lo desmiente. Porque... ¿tiene cura el sufrimiento? Mientras, me doy cuenta de que observo más, de que escucho más y hablo menos, bastante menos. Pero no me desagrada, sobre todo si estoy rodeada de personas a las que me gusta escuchar. Realizan el papel de Borges en el postsufrimiento.

Sé que algunos se van reír. Sin mala fe, pero se van a reír. Me da igual. O, mejor, me alegro de que por fin esto motive risa, incluso la mía. Para quien le pueda interesar: estoy en la 3ª fase. (No de la peli de Spielberg, ¿eh?). Llamémosla "Fase de Reabsorción Positiva". (Me lo acabo de inventar). Alguien me ha dicho que es la 4ª, también llamada: "Mira, tú es que eres una tía demasiado reflexiva y filosófica. Hasta con el sufrimiento extremo. Además, lo dices todo que parece definitivo, como la última palabra. Y te sale una mirada muy triste, o si no intimidatoria. Pero luego te ríes. Y yo me río. Así que estás curada. Que te lo digo yo." (By Brujo Cabicho).

Tuve que hacérselo repetir, entre risas, para tomar nota en mi cuaderno más trascendental, uno que tengo con motivos de Frida Kahlo. Curiosamente el doble autorretrato, sobre el dolor y la trascendencia. Así luego poder editarlo en este blog con su cita correspondiente. Para que los que ahora se están partiendo, se partan a gusto, con cita y todo. Para que el Brujo se ponga colorado. Y para que la terapia concluya... o continúe. No lo sé muy bien.
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Mi cuaderno de notas favorito (de Paperblanks)
"A Double Portrait", Frida Kahlo.
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"Las apariencias de las cosas cambian según los estados de ánimo. Los trajes de los Ángeles resplandecen según su inteligencia."
 (J.L. Borges, "Los Ángeles de Swedenborg", El libro de los seres imaginarios)
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1 comentario:

Brujo dijo...

Eres una niña mala, muy muy mala. Te voy a estrangular muy despacio, mirándote a los ojos como en las pelis de Hitchcok que tanto te gustan y que has visto 300 veces. Te quiero SUUUUUUUUUUUUUUU...